(Buenos Aires, 25 de Agosto. O’kuroku).- Hacia la mitad de la tercera temporada de la exitosa serie animada Rick and Morty, nos sorprenden como audiencia con una dupla no explorada antes: A Rick and Jerry episode, dice Rick al principio del capítulo.

Está suerte de Doctor Brown nihilista se embarca en una tarde con su odiado exyerno, y al igual que hacían Los Simpsons, su estructuración nos lleva de lo cotidiano a lo absurdo sin escalas. Su capacidad para deconstruir lo conocido y desdoblarlo es su característica primordial. Como bien dice Beth: “¿Que más podría significar “Revertir”?” justo antes de hacer que su hija se convierta en un prototipo de titan de Shingeki no Kyojin (Ataque de los titanes).

Lo particular de este episodio es que nos demuestra como los fake-nice-guys, como Jerry o Gus Cruikshank de la serie Love de Judd Apatow, a veces pueden ser los más peligrosos. En su patetismo se esconde la abundante miseria de la humanidad, la parasitaria estrategia de atraer a sus presas con la lástima y la bondad para luego traicionarte o hacerte sentir culpable. “Actúas como presa, pero eres un predador; usas piedad para atraer a tus víctimas, así es como sobrevives”. Cada situación que transitamos Rick and Morty, sirve para recordarnos que nada es certero ni lo que aparenta.

Visualmente resulta uno de los mejores episodios de la temporada hasta ahora, en su experimentación psicodélica y teórica de atravesar un agujero de gusano. Además nos muestra un viaje mental cuasi espiritual en el que convergen sobre todo Jerry y Rick.

Pero nuevamente con la premisa pesimista acerca de la imposibilidad real del cambio la fantasía se rompe cuando Rick le dispara a su enemigo, luego de desplegar su intrincado sistema ciborg cuya funcionalidad es disparar una sopapa. Conquistas planetarias, razas alienígenas de diversas calañas, ciborgs, agujeros de gusano. Todo eso se resume en la continuidad de lo mismo y ambos personajes retornan como si las revelaciones sucedidas en el plano extracorporal jamás hubiesen ocurrido.

Incluso en un universo tan alocado como el de Rick and Morty, no podemos escapar de situaciones que a todos pueden llegarnos. Una madre divorciada que no sabe cómo lidiar con sus hijos, adolescentes con body issues, la dificultad de entablar vínculos. Incluso después de haber compartido una eternidad en un agujero de gusano.

Mientras que una serie tan exitosa como Los Simpsons supo encandilarnos con sus ocurrencias desde los noventa y más allá, en el ocaso de la familia amarilla podemos acoger un nuevo grupo disfuncional y apropiarnos de sus ocurrencias de las cuales podemos reírnos. Pero que en el fondo no dejan de hacernos saber que la vida es efímera y nada tiene sentido.

Por Abril Taker
Imágenes: Rick and Morty, LLC

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