Cine

Mad Max: Fury Road es una locura, pero una locura hermosa

Publicado en 17/05/2015

8 minuto leer

(Maracay, 17 de Mayo. Yakuza Webzine).- Recuerdo haber visto las primeras películas de Mad Max hace muchos años en televisión. Siempre me parecieron divertidas y un poco desquiciadas. ¿Fury Road? Lo es 3 veces más.

¿Quieres ver los autos de Mad Max: Fury Road? Haz click aquí

George Miller, el genio creador de la franquicia de acción postapocaliptica original, pasó más de 10 planeando hacer una cuarta parte a la historia de Max Rockatansky, a quien vimos por última vez en 1985 con Mad Max: Beyond The Thunderdome.

Desde entonces es mucho lo que ha cambiado en el mundo y en la carrera de Miller, quien increíblemente es el director de los dos films de Babe, el cerdito y Happy Feet, el pingüino.

El primer gran cambio es que Mad Max es ahora interpretado por Tom Hardy, quien toma el testigo de Mel Gibson. Sin embargo, en esta ocasión, el motor tras la historia no es el expolicia convertido en vengador, sino Imperator Furiosa (Charlize Theron), quien trabaja para Inmortan Joe (Hugh Keays-Byrne), un señor de la guerra que controla una comunidad que dispone de agua, gasolina y balas, los recursos más importantes en un mundo caótico.

Pero no es lo único que el personaje de Keays-Byrne, quien ya había sido villano de esta franquicia antes, controla. También tiene a cinco esclavas saludables para darle hijos sanos que continúen su legado de brutalidad. La primera vez que les damos un buen vistazo a Angharad, Capable, Toast, Dag y Cheedo (Rosie Huntington-Whiteley, Riley Keough, Zoë Kravitz, Abbey Lee y Courtney Eaton), lo que vemos es a cinco chicas semidesnudas que parecen salidas de una pasarela de Victoria Secret.

De hecho, varias de ellas literalmente lo son.

Pero hay más en ellas que simplemente lucir bellas. Furiosa decidió revelarse contra Joe y liberar a sus esposas, para llevarlas al «lugar verde» donde habita su clan de mujeres que viven en paz, lo que desata una persecución a través de los desolados parajes australianos. Mientras, Max, capturado para convertirse en la bolsa de sangre de Nux (Nicolas Hoult), un War Boy de Inmortan, es amarrado a uno de los vehículos que persiguen a las rebeldes.

En un film que debería ser una mezcla saludable de adrenalina y testosterona, el centro moral y emocional del film son las mujeres. Pero no se limitan a ello, pues también están en el centro de la acción. Desde Furiosa con su brazo metálico y puntería soberbia, pasando por las cinco esposas hasta las abuelitas en motocicletas cerca del final.

No obstante, pese a este inesperado feminismo, finalmente es Max, el sobreviviente y pragmático que llama a renunciar a la esperanza para sobrevivir, quien ofrece la solución final en esta aventura.

Porque Max puede que este loco y no le quede esperanza, pero aún habita en él una humanidad que parece perdida en la mayoría de los otros, reducidos a sus instintos más básicos y destructivos. Eso no le hace un santo, después de todo está más que dispuesto a matar para sobrevivir. Pero en el fondo sigue siendo un policía y uno que no busca la gloria, sino la justicia.

Incluso Nux, a quien se le negó el Valhala tres veces, se transforma en un elemento vital en este film que pese a carecer de un gran argumento es un deleite que merece verse en las salas de cine.

Mad Max: Fury Road es una experiencia que asalta los sentidos y pese a la levedad de su argumento, oculta más de lo que se aprecia a simple vista. Es un film que vive para la persecución y como el legendario Interceptor de Max, está diseñado para ser más y más veloz en la carretera, renunciar al detalle y reducirse a sus emociones primarias, algo que en lugar de afectar a la película la eleva.

Y es que tal como dice Nux, es un día hermoso (What a Lovely Day), incluso si esa belleza habita en un mundo delirante, surreal y violento donde ya no se lucha solo por gasolina o agua, se lucha por la humanidad. Por saber que como dice Angharad no somos cosas, somos personas.