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Los Asesinos: La justicia al servicio de la gente decente

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(Caracas, 29 de Abril. Yakuza Webzine).- Debo admitirlo, a pesar de ser fanática de los libros nunca había asistido a un cambalache o a una venta de garaje de libros viejos.

Esto se debe principalmente a que nunca se habían presentado las condiciones (ya saben, un sitio cercano y que yo tuviera dinero) y también a que no soy de las que compre libros a ciegas, el miedo a que el libro resulte malo me embarga y en mi época de estudiante no estaba en posición de arriesgarme a perder dinero en un libro malo… y me disculpan la franqueza.

Pero, hace poco tuve la oportunidad de asistir a mi primer cambalache de libros en el Bulevar de Sabana Grande, para nuestros lectores fuera de Venezuela, es un paseo muy famoso en Caracas el cual fue recuperado hace algunos años y ahora se presta muchísimo para actividades culturales.

Estando solo a un par de estaciones de mi casa y cobrando mi salario el día anterior ya no tenía excusas: iba a ese cambalache y por primera vez iba a comprar un libro sin siquiera conocer al autor. Esa era la misión del día y salí dispuesta a cumplirla.

A un precio bastante razonable (considerando cuan costoso se ha vuelto mi amado vicio) conseguí un libro viejísimo de Elia Kazan llamado Los Asesinos. Si no saben quién es Elia Kazan, déjenme decirles que es uno de los guionistas y directores de cine más alabados de los años 40 y 50’s.

Dirigió la versión cinematográfica de Un Tranvía Llamado Deseo (sí, esa donde estaba Marlon Brando), y ganó varios premios de la academia, también tuvo una prolífica y brillante carrera como escritor, alabado por la crítica hasta que delató a los comunistas durante la cacería de brujas de principios de los 50’s y se lanzó de enemigos a muchos de los pesos pesados de la industria, pero eso es tema para otro día.

Ahora, iré al grano. Los Asesinos puede distar mucho de la primera impresión que da el nombre del libro e incluso su portada. Cualquiera (incluso yo lo pensé) puede idearse una historia de mafias y clanes de sicarios, pero nada más lejos de eso, es totalmente lo opuesto. A lo largo de sus páginas, la historia nos presenta un continuo choque de dos mundos: por un lado la decente y “pulcra” sociedad americana de principios de los 70’s y por el otro los “sucios, libertinos y drogadictos” hippies que amenazan con mancillar lo que es políticamente correcto.

Decir que hay un solo protagonista en este libro es un insulto a la gran variedad de personajes que van cobrando relevancia a lo largo de la novela transformándose también en su momento en protagonistas con sus acciones y su importante evolución.

Así que diré que los sucesos se desencadenan cuando Cesáreo Flores, un inmigrante mexicano miembro de la fuerza aérea y un ejemplo palpable de la dignidad americana (aunque no es americano) pierde los estribos ante un descalzo y malviviente hippie que ha corrompido por completo a su hija Juana― quien es su más grande orgullo― arrastrándola a las drogas y el sexo libre. Citándolo a su casa y volándole los sesos a él y a otro chico con un arma sin el más mínimo atisbo de arrepentimiento o culpabilidad.

El caso desde el principio destila controversia, y las personas envueltas en él lo saben: un Juez que aspira a ser gobernador del estado, un fiscal que sabe que al ganarlo puede perder un puesto en una importante firma de abogados y un abogado defensor que sabe que al ganar será respetado pues Flores es un ídolo de su comunidad y un consentido de la Fuerza Aérea. Bajo estas circunstancias la mejor solución y con la que todos saldrán ganando es alegar locura temporal para Flores y dejarlo libre como un héroe que solo defendía el honor de su hija. De cualquier forma, tratándose de Hippies no habrá nadie quien se oponga.

No obstante, los amigos de Vinnie no pretenden dejar que la muerte de uno de los suyos pase por debajo de la mesa. Entre ellos Michael, un pacífico melenudo que parece no darse cuenta de nada, pero ve debajo de la charada todas las segundas intenciones de todos y sabe que el juicio de Flores no será tan justo e imparcial como quieren hacerlo ver.

El libro me generó una constante batalla conmigo misma e incluso los valores morales que llevo dentro, al igual que toda la humanidad. Es un constante juego de ajedrez donde cada quien mueve a los piezas como mejor les convenga, juego en donde el “inocente” Michael parece tener la desventaja, pero no siempre es así.

Debo decirles que el libro es fascinante. Es en extremo visual, lo cual corrobora el talento de Kazan como guionista y director, pues es fácil imaginarlo en la gran pantalla. Todos los personajes son interesantes (sean buenos o no) y todos plantean una cantidad de conflictos de forma sostenida y bien hilada. No presenta una laguna en ningún momento y ningún personaje se queda sin desarrollar o en el olvido (Aún lloro por ti: Alan Kidd), y eso es digno de aplaudir.

Yo les recomiendo ampliamente que si lo encuentran, lo lean. Puede parecer algo tedioso al principio, pero todo, absolutamente todo lo que ocurre tiene una razón de ser y llega un momento en donde no pueden dejar de leer o mascullar maldiciones contra quienes quieren dejar impune a Cesáreo y malponer a los hippies a quienes, por muy raro que suene, en medio de sus drogas y sexo libertino, les tomas aprecio.

Hago mención honorífica a Michael, Cy y Alan; quienes, en mi percepción son los personajes mejor desarrollados. Sus trasfondos y la forma en que piensan cambian constantemente y es fácil tomarles estima e incluso lástima en ocasiones. Y si, lo admito, la relación de amistad tan entrañable que plantea el libro entre Alan y Michael hizo que los shippeara. Demándenme.

Recalco que este libro me hizo amar por completo mi primera experiencia en un cambalache y si la próxima vez que vaya voy a escoger a ciegas un libro tan bueno como este, pues pónganme la venda y que vengan las joyas.

Demás está decirles que tiene un diez redondo. Y está en mi lista de favoritos, sin duda.

Si ya lo leyeron, háblennos de su experiencia y si no… vayan a su venta de libros de segunda mano más cercano.

Por Kuro No Hatter (@kuronohatter)

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