(Madrid, 23 de Agosto. O’kuroku).- Desde hace años The Sandman ha sonado para dar el salto a la gran pantalla, y finalmente este año lo ha hecho. Pero finalmente ha sido Netflix, y no las salas de cine las que nos han sumergido en el mundo de los sueños y de aquel que reina sobre ellos.

El cómic de Neil Gaiman que en 1989 revolucionó la industria con su increíblemente imaginativa historia, fue considerado por años como algo imposible de adaptar al audiovisual. Una categoría en la que también estuvo por años The Lord of the Rings de Tolkien, pero con la dificultad añadida que al explorar no solo el mundo de los sueños sino muchos otros reinos.

Sin embargo, el propio Neil Gaiman asumió la tarea de producir la serie y con lo que parece el apoyo irrestricto de Netflix, logró recrear el mundo de The Sandman de una forma más que aceptable. ¿Se pudo adaptar esta obra maestra de forma satisfactoria? En un primer vistazo podríamos decir que si… pero solo a medias.

Un inicio con un potencial extraordinario

Cortesía de Netflix © 2022

Los primeros seis episodios de la serie de 10 episodios (ahora 11) de The Sandman beben mayormente del primer volumen de los cómics. Siguen a Sueño, también conocido como Morfeo o The Sandman, el Rey del mundo de los sueños, el reino que toda la humanidad visita cuando se va a dormir.

En el primer episodio Morfeo (Tom Sturridge), uno de los Siete Eternos, es invocado y atrapado a inicios del siglo XX por un ocultista de nombre Roderick Burgess (Charles Dance). El hombre, que realidad aspiraba a invocar a Muerte otra de los Eternos, intenta que el Rey de los Sueños le conceda algo, lo que sea, a cambio de su libertad. Sin embargo, este mantiene silencio y pronto empiezan a pasar las décadas. El mundo de los sueños en ausencia de su Rey, se desmorona y los humanos empiezan a sufrir las consecuencias. Más de un siglo después, Morfeo consigue escapar y empieza la búsqueda por sus objetos de poder, y por devolver al mundo de los sueños a pesadillas que han escapado para aterrorizar el mundo en sus horas despiertas.

Durante sus viajes, acompañado por Matthew el cuervo (Patton Oswalt), Sueño debe vencer en un juego de ingenio a Lucifer (Gwendoline Christie). Además, le vemos encontrarse con su hermana mayor, Muerte (Kirby Howell-Baptiste), quien estuvo allí cuando empezó la vida y estará cuando todo acabe. También cruzo sus caminos con Johanna Constantice (Jenna Coleman), una interpretación de John Constantine que toma su nombre de un antepasado del personaje de DC Comics (que también hace aparición en otro capítulo).

En esos primeros episodios, con sus más y sus menos, la serie demuestra un potencial extraordinario, en especial por la brillante adaptación de la historia que el propio Gaiman ha supervisado. The Sandman es muy fiel al cómic, y dos de los episodios alcanzar tales niveles de calidad que sinceramente son de los mejores que he visto en tiempos recientes.  Me refiero a los episodios 5 y 6, titulados «24/7» y «The Sound of Her Wings» respectivamente.

El primero de ellos nos muestra a John Dee (David Thewlis), en posesión de la Gema de Sueño, aterrorizando a los clientes de un restaurante familiar abierto las 24 horas. El ambiente opresivo y perturbador de este episodio es absolutamente brillante, y aunque la conclusión es un poco floja, no deja de ser una experiencia increíble.

Mientras, el siguiente nos muestra el reencuentro entre Morfeo, restaurado a su máximo poder, con su hermana Muerte. A lo largo de la primera mitad le vemos acompañar a su hermana en sus tareas, y recibiendo los consejos que solo ella sabe dar y que le ayudan a recuperar el rumbo, luego de haber cumplido su misión más vital. En la segunda mitad, le vemos junto a Hob Gadling, un mortal al que él y su hermana decidieron dar la inmortalidad como una especie de experimento. A lo largo de los siglos se reencuentran en el mismo bar y hablan de lo que vivió el hombre en los 100 años anteriores. Todo un deleite de episodio que sirve para humanizar a Sueño, hasta entonces demasiado inexpresivo y etéreo (cualidades comprensibles por otra parte en un ser que trasciende a la humanidad).

Mis problemas con The Sandman

Cortesía de Netflix © 2022

Tal como dije en el título, la serie de The Sandman es una victoria a medias. Ciertamente la serie no es un fracaso ni mucho menos. Teniendo en cuenta todo lo que podía salir mal y no lo hizo, podría considerar que la serie ha cumplido su labor con creces. Sin embargo, al igual que Morfeo perdió su motivación luego de restaurar sus poderes, la serie perdió fuelle justo en el mismo momento.

Me costó muchísimo enganchar con el arco final de esta primera temporada, a pesar de que se trata de una historia vital y con muchísimas repercusiones para el futuro de la serie. Previsiblemente la derrota del Corintio (Boyd Holbrook) es anticlimática y la resolución de la historia de Rose Walker (Vanesu Samunyai), su hermano Jed (Eddie Karanja) y su bisabuela Unity (Sandra James-Young), también careció de suficiente impacto emocional.

Más importante, pero por razones que solo entenderán los lectores del cómic, es todo lo que ocurre alrededor de Lyta Hall (Razane Jammal). No obstante me reservo el veredicto de esta historia hasta que veamos si la serie sobrevive al hacha despiadada de Netflix y llegue a ese punto. ¡Después del sexto episodio no sentí ganas de seguir viendo The Sandman, a pesar de que lo bueno en teoría estaba por venir! De algún modo me sentí perfectamente satisfecho con los primeros seis episodios, y si la serie hubiese acabado allí no me habría molestado. Y eso es un problema para el futuro de la serie, porque necesita seguir enganchando al público ¡Y tiene el potencial!

Por otra parte, contrario a las muchas quejas que circularon en redes  en su momento ante algunas elecciones del reparto de The Sandman, en general tengo que decir que la mayor parte de los elegidos hizo un gran trabajo. El cambio de sexo y raza de Lucienne (Vivienne Acheampong), por ejemplo, no fue un problema en lo absoluto. El cambio de Lucifer, muy bien interpretado por Gwendoline Christie, si me molestó un poco más, pero porque en mi mente el Lucifer de Neil Gaiman tiene que ser mucho más parecido a un joven David Bowie. Aunque la actriz hizo un buen trabajo, no termina de cerrarme.

Pero mucho más importante es que Sturridge fue convincente como Sueño, una versión mucho más apuesta que el huesudo gótico de cabello rebelde del cómic, pero muy parecido en espíritu. Además, ¡tal como en los cómics! Muerte fue mucho más fascinante y carismática que nuestro protagonista. Muy bien hecho por Howell-Baptiste en ese papel.

No obstante no puedo cerrar esta reseña de The Sandman sin expresar mi estupor ante Mason Alexander Park, quien interpreta a Deseo, en una versión más maléfica del mismo papel que ya hizo en la fallida adaptación de Cowboy Bebop como Gren. ¿Alguien quiere explicarme a quien conoce esta persona en la industria que le están dando roles en series de tal alto perfil cuando su rango actoral es tan escaso que solo sabe interpretar a variantes del mismo rol? Lo siento mucho, pero ni sabe actuar ni a mí me parece que llene los zapatos de un ente que debe ser la personificación de la idea del Deseo.

NOTA: Aún no he visto el episodio 11 añadido recientemente, pero espero hacerlo pronto.

Por Amílcar Trejo Mosquera (@senseiagot)
Fotos: Netflix

Summary
Un inicio potente y con mucho potencial pero pierde fuerza en sus últimos episodios, sin llegar a matar la esperanza por el futuro de la serie.
70 %
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