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FanFic Cross Ange: La Venganza de los Antiguos 3

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FanFic Cross Ange

Cross Ange: 天使と竜の輪舞 (Rondó de Ángeles y Dragones)
La Venganza de los Antiguos
Por Shougo Amakusa (@shougoamakusa)

Capítulo 2
Un Visitante Inesperado

Un joven de unos 22 años, blanco, cabello marrón claro y ojos color miel, caminaba con paso rápido por los pasillos de lo que parecían unas instalaciones de investigación. El muchacho vestía las mismas ropas que usó Tusk cuando fue a la Tierra Verdadera por primera vez; y su rostro reflejaba preocupación porque sabía que iba con retraso y eso no era buena señal en su primer día como capitán.

– ¡Demonios! Sabía que no debía haberme quedado hasta tan tarde en la celebración por mi ascenso – dijo el chico en voz baja con molestia.

Y por si sus preocupaciones no eran suficientes, cuando el muchacho llegó a su destino se quedó de piedra al ver al propio Comandante General, quien estaba hablando con otra persona. Su superior le había informado que debía presentarse en esa sala para una reunión donde le informarían sus nuevas responsabilidades, pero nunca se imaginó que sería el máximo líder en persona quien se las daría.

– Imagino que debió tener un asunto de máxima importancia para llegar a estas horas, Capitán Dominic – dijo el Comandante visiblemente malhumorado – No creo necesario recordarle que la disciplina es un valor fundamental para nosotros. Si no es capaz de manejar una simple celebración quizás debimos promover a otro.
– Lo siento, Señor – respondió Dominic con mucha tensión mientras se inclinaba en señal de disculpa.
– Ofrezca sus disculpas con logros – respondió el hombre sin inmutarse.
– ¡Sí, Señor! – contestó Dominic con firmeza reprendiéndose a sí mismo por su incompetencia.
– Comandante General Andrew, Señor – dijo un joven, que usaba las mismas ropas de Dominic, tras terminar de hablar, usando un dispositivo de videollamadas, con otro soldado.
– ¿Qué sucede Teniente Hans? – preguntó Andrew.
– La Nueva Unidad está lista, tal y como lo pidió.
– ¡Perfecto! – respondió Andrew cambiando de humor – Capitán Dominic, vaya al hangar número 21 a las 1700 horas. Hay algo que debo mostrarle – añadió el Comandante General para luego retirarse.
– Sí, Señor.

Horas más tarde Dominic y Andrew se encontraban afuera del citado hangar. El joven se encontraba algo nervioso, pero en esta ocasión se aseguró de llegar media hora antes al lugar.

– Bien, Capitán Dominic. Le he convocado aquí porque el momento que estaba esperando ha llegado – dijo Andrew con solemnidad.
– ¿De verdad? Quiero decir. Sí, Señor. No le defraudaré, Señor – respondió Dominic visiblemente emocionado.
– Oh no, no es a mí a quien defraudaría, es a todos sus compañeros y a todos los que murieron luchando por un mundo mejor. No olvide nunca nuestra causa ni por qué sus compañeros murieron – indicó Andrew con la mirada perdida en el horizonte – Puede que Embryo haya muerto, pero esas traidoras aún siguen vivas.
– ¡Las Norma! – dijo Dominic apretando los puños con rabia – Por su traición murieron mis padres, mi mejor amigo y su padre – añadió con lágrimas en los ojos – Ellas tienen que pagar, Señor. Tienen que sufrir mil veces lo que nosotros hemos padecido.
– Y lo harán, muchacho. Sé que hemos esperado mucho tiempo y sé que pedir paciencia fue cruel. Pero descuida, esas perras pagarán muy caro habernos vendido – dijo Andrew buscando sonar más cercano – Por mucho tiempo has pedido la oportunidad de vengar la muerte de tus padres y la de Tusk. Pues bien, finalmente es momento de cobrar – indicó Andrew con una sonrisa.
– Señor, le juro por la memoria de mis padres, le juro por la memoria de todos los caídos y le juro por la memoria de Tusk que les haré pagar con sangre su traición a las Norma – juró el joven mientras se paraba firme y hacía el saludo marcial.

Dominic aún tenía fresco en su memoria el momento en que su mundo se destruyó. Fue una noche 15 años atrás cuando la persona que estaba a su lado llegó a la nave principal de la tropa de reservas, la cual había salido a luchar contra Embryo.

Minutos antes, el chico sabía que algo iba mal porque luego de una transmisión por radio el rostro de los líderes de aquella tropa se desencajó por completo; no obstante, nadie quiso decirle nada de lo que había sucedido. Sin embargo, cuando Andrew llegó, nadie pudo impedir que el niño fuera a su encuentro; y entonces escuchó no sólo que sus padres, su mejor amigo y el padre de él habían muerto, sino que las culpables habían sido las Norma, quienes les habían traicionado.

Para un chico todo aquello fue más de lo que podía procesar. Tusk y Dominic fueron amigos desde muy pequeños y llegaron a ser tan unidos que parecían hermanos de sangre; sin mencionar, que los padres de ambos eran muy cercanos, por lo que era normal que Vanessa cuidara muchas veces de los pequeños. Dominic incluso llegó a ver a la Norma como una madre.

Por esa razón, pensar que Vanessa, la madre de su mejor amigo, y quien era como una madre para él, también había participado en la traición era la puñalada más dolorosa. ¿Es que no le interesaba la suerte de Tusk? Por su culpa, su hijo había muerto, ¿Acaso no le importaba?

Tusk iba en una de las naves de la tropa de vanguardia porque quería estar cerca de sus padres; Dominic iba a ir con él por esa misma razón, pero ese día enfermó y sus padres decidieron que se quedara con la tropa de reserva para que pudiera ser atendido con tranquilidad. Ellos confiaban en que los refuerzos no harían falta al tener al Villkiss. Desde ese momento un profundo odio nació en el corazón del chico, quien desde ese instante se dedicó a prepararse para cobrar venganza.

– Mi mala suerte me impidió acompañar a mis padres y a Tusk y compartir su destino – dijo Dominic respirando profundamente para calmar su ira – Pero ahora será diferente, esta vez estaré en el frente de batalla.
– Por su culpa, los Antiguos estuvimos a punto de desaparecer – señaló Andrew – El plan de Embryo era exterminarnos esa noche y por eso nos tendió la trampa con las Norma – continuó el Comandante General – Pero sobrevivimos, y lo hicimos porque nunca confiamos totalmente en nadie. De haberlo hecho, Embryo y las traidoras hubieran triunfado. Nunca olvides esa lección.
– Sí, Señor – respondió Dominic asimilando el significado de las palabras del otro – Comandante, Usted acaba de decir que el momento de la venganza ha llegado ¿Ya aparecieron las Norma? Desde la batalla contra Embryo no se han vuelto a ver, ni tampoco a sus Ragna-mail.
– No. Las Norma no han aparecido, pero siempre hemos sabido donde están – dijo Andrew midiendo las palabras.
– ¡¿Qué?! No, no entiendo.
– ¿Qué pensarías si te dijera que en lugar de una Tierra hay dos? – preguntó el comandante dejando al muchacho en shock.

Fue entonces cuando Andrew le dijo a Dominic todo sobre la fusión de los dos planetas y cómo esa fue la verdadera causa del cataclismo de 5 años atrás; también le habló de la Alianza de las Norma y los Dragones y cómo, luego de la derrota de quien era llamado regulador, las traidoras se habían ido a la otra Tierra. Esa información era clasificada y sólo la manejaban los altos mandos dentro de los Antiguos. Todos sabían que Embryo había creado toda esa destrucción, pero no tenían idea de cómo.

– Pero no entiendo, ¿Qué pasará con nuestra venganza? – preguntó Dominic totalmente desanimado – Desde que Embryo fue derrotado no se ha vuelto a ver a ningún Dragón ni ha aparecido ninguna singularidad, así que no hay manera de ir a esa Tierra.
– Yo no diría eso, muchacho – respondió Andrew, quien había estado esperando ese comentario para abrir la puerta del hangar.
– ¡¿Un Ragna-mail?! – preguntó Dominic estupefacto al contemplar la máquina que estaba frente a él.
– Exacto.
– Pero… ¿Cómo?
– Durante la batalla final contra Embryo varios de nosotros estuvimos presentes esperando el momento oportuno para poner nuestras manos en uno de éstos – indicó Andrew – Para poder enfrentar a las Norma es necesario poseer al menos uno. No olvides que esas malditas se habían llevado nuestra única ventaja; y lo peor era que nosotros se la habíamos entregado – prosiguió el Comandante General – Por fortuna, durante el combate, dos Ragna-mail cayeron casi al mismo tiempo y fue entonces que vimos nuestra oportunidad. Aprovechando el caos, logramos extraer ambas unidades junto algunas partes de los cadáveres de sus pilotos; y lo más importante, pudimos rescatar uno de los anillos.
– Pero tengo entendido que los Ragna-mail sólo pueden ser pilotados por gente de sangre real – señaló Dominic.
– Porquerías. Eso fue lo que siempre nos hicieron creer. Al analizar los restos de los cadáveres confirmamos que ninguna tenía sangre real. Allí descubrimos que el elemento clave no era la sangre, sino el anillo. Sólo los miembros de la realeza tenían uno – respondió Andrew dejando al otro sorprendido – Por desgracia, las dos máquinas habían quedado en mal estado, así que usando las piezas de ambas logramos restaurar una. Tampoco fuimos capaces de encontrar el otro anillo, la piloto estaba mutilada y no pudimos encontrar sus brazos.
– Entonces, con este Ragna-mail… – empezó a decir Dominic.
– …podemos ir a donde ellas están – terminó Andrew.
– Pero, ¿Por qué yo? Estoy seguro de que hay pilotos más capaces y con más experiencia para usar esta nave – dijo Dominic.
– Si fuera por experiencia o pericia, nosotros hubiéramos controlado al Villkiss. Es cierto que el anillo desbloquea la nave para su uso, pero eso no libera todo su potencial – explicó Andrew – Para eso se requieren otras cosas – finalizó el Comandante General con misticismo.
– ¡¿Eh?! – preguntó Dominic incrédulo.
– Ya lo verás, muchacho. Ya lo verás.

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Salamandinay junto con sus fieles acompañantes Naga y Kaname se encontraban pilotando sus Ryuu-Shin-Ki en labores de patrullaje; a pesar de que después de la batalla contra Embryo no habían surgido nuevas amenazas, la princesa nunca dejó de preocuparse por lo que se mantenía en alerta permanente.

– Salamandinay-sama, ya terminamos todos los recorridos programados para hoy – dijo Naga manteniendo el tono formal que siempre usaba con la princesa.
– ¡Qué bien! Ya quiero regresar, hoy no desayuné y tengo mucha hambre – dijo Kaname mostrando su alegría.
– Realmente no les gusta salir a patrullar, ¿verdad? – dijo Salamandinay con una sonrisa sardónica.
– ¡¿Eh?! – exclamaron Naga y Kaname al unísono.
– ¿Por qué dice eso Salamandinay-sama? – preguntó Kaname.
– Nosotras nunca nos hemos quejado – añadió Naga.
– Ni si quiera se molesten en negarlo. Es demasiado evidente y yo las conozco muy bien. Son muchos años juntas – dijo Salamandinay suspirando – Ya sé que no hemos tenido ninguna amenaza en todo este tiempo, pero tenemos un pueblo que proteger y encerrarnos en el Templo no ayuda a ese propósito – finalizó la princesa con un tono de voz amable, pero firme.
– Tiene razón, Salamandinay-sama – dijo Kaname muy apenada.
– Lo sentimos mucho, Salamandinay-sama – añadió Naga aún más avergonzada.
– Demos una ronda más y luego nos vamos a casa, ¿les parece? – preguntó la princesa con una sonrisa que no admitía negativas.
– ¡Sí, Salamandinay-sama! – exclamaron Naga y Kaname al mismo tiempo.

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No muy lejos de donde se encontraban la princesa y sus lugartenientes apareció Dominic pilotando el Ragna-mail que le había sido asignado. El joven al darse cuenta de que el paisaje a su alrededor distaba mucho del que veía en su lugar de origen comprobó que la maniobra había dado resultados.

Por desgracia, su Ragna-mail estaba bastante dañado por lo que no tenía demasiada autonomía de vuelo. El muchacho se golpeó la cabeza para quitarse el aturdimiento que sentía; y tras considerar sus opciones, decidió que lo mejor era aterrizar y establecer un campamento base. Sin embargo, ni bien había llegado a esa conclusión cuando su radar sonó mostrando tres naves que se dirigían hacia su posición.

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Salamandinay se quedó de piedra cuando su radar le indicó que una nave no identificada había aparecido no muy lejos de donde se encontraba. La princesa de inmediato notó que sus lugartenientes se habían quedado mudas; y eso le indicó que ellas también habían detectado lo mismo.

– Salamandinay-sama… – empezó a decir Naga tras reaccionar.
– Sí, también lo veo – respondió la princesa.
– ¿Qué hacemos Su Alteza? – preguntó Kaname.
– ¿Olvidan que es precisamente para estos momentos que estamos patrullando? – preguntó la princesa – Naga, Kaname, formación de triángulo invertido. Vamos a interceptar – finalizó la descendiente directa de Aura.
– ¡Sí, Salamandinay-sama! – exclamaron Kaname y Naga en una sola voz.

Kaname rápidamente movió a Hekiryugo para quedar delante y a la izquierda de Salamandinay; mientras que Naga hizo lo propio con Soryugo para quedar cubriendo el flanco derecho de la princesa. De esa forma, la descendiente directa de Aura quedó ocupando el tercer vértice de la figura geométrica. A Sala no le gustaba demasiado esa formación; sin embargo, sabía que sus lugartenientes jamás permitirían que fuera en la vanguardia a no ser que las obligara, y dada la situación, necesitaba que ambas estuvieran plenamente enfocadas.

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Unos kilómetros más adelante se hallaba Dominic analizando múltiples escenarios dadas las circunstancias. Es verdad que el joven sabía que su misión exigía establecer contacto con el enemigo, pero nunca pensó que sería tan rápido. El muchacho empezó a repasar mentalmente la historia que le habían hecho memorizar y pronto empezó a sentir el efecto de la adrenalina en su cuerpo.

Sus sentidos se activaron, su pulso se aceleró y sintió una necesidad imperiosa de abrir fuego a las tres naves que se acercaban; sin embargo, su mente racional seguía activa y le recordó que hacer eso dañaría la misión. Muy a su pesar, era imperativo mostrar una actitud amigable ante las personas responsables de la muerte de sus seres más queridos. Al ver el radar, Dominic confirmó que los enemigos estaban a punto de llegar a su posición por lo que por última vez repasó la historia y todos los escenarios posibles.

– No se puede negar que tienen un sistema de detección excelente. Ni siquiera me dieron tiempo de moverme – pensó Dominic sin saber que el hecho de que le hubieran detectado había sido pura casualidad.

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Kaname y Naga llevaron sus Ryuu-Shin-Ki a Modo Asalto con el fin de proceder a la intercepción; y ambas lugartenientes comenzaron a apuntar a la nave recién llegada con sus pistolas de energía.

– No disparen a no ser que la otra nave ataque primero – recordó la princesa al tiempo que pasaba a Enryugo a Modo Asalto.
– Entendido, Su Alteza – dijo Naga.
– Copiado, Salamandinay-sama – respondió Kaname.
– Muy bien, veamos qué tenemos aquí – dijo la princesa en el momento en que llegaron al encuentro de la nave que había aparecido de la nada – Esta es la Teniente Guardián Salamandinay. Usted ha entrado en nuestro territorio sin autorización. Identifíquese – añadió la descendiente directa de Aura dirigiéndose al piloto desconocido.
– Salamandinay-sama, esa nave es un… – empezó a decir Naga cuando tuvo al objeto no identificado en su campo visual.
– …Ragna-mail – Completó Kaname con estupor – Y aunque suene a una locura, estoy segura de que fue uno de los que enfrentamos en el Imperio Misurugi – terminó la lugarteniente sin dar crédito a sus ojos.
– Ese Ragna-mail pertenecía a la Orden Diamond Rose – señaló Naga preparándose para abrir fuego, tras salir de su asombro inicial.
– Por favor, quédese atrás, Salamandinay-sama. Esa nave es enemiga – indicó Kaname para luego marcar en la mira al Ragna-mail.
– Sea como sea, está claro que ese Ragna-mail se encuentra bastante dañado – dijo Salamandinay observando con detenimiento a la nave frente a ella – No abran fuego a no ser que dispare primero – indicó la princesa con autoridad para luego pasar a altavoz – Repito, le habla la Teniente Guardián del Pueblo de Aura, Salamandinay. Usted ha entrado en nuestro territorio sin autorización. Si no se identifica de inmediato le consideraremos hostil y actuaremos en consecuencia – finalizó Sala dirigiéndose nuevamente al Ragna-mail recién llegado-
– Bien, ha llegado la hora. Esto es lo que siempre has querido, Dominic. Ahora estás un paso más cerca de tu venganza – dijo el muchacho luego de escuchar la segunda advertencia – Que empiece el espectáculo…

Notas del Autor

Finalmente, los engranajes empiezan a girar y el primer encuentro se ha producido. Vamos a ver cómo se las arregla el muchacho para cumplir su cometido. No olvidemos que una de las misiones más difíciles que existe es la de ir encubierto; son demasiadas las cosas que pueden salir mal.

Poco a poco la historia va tomando forma y las piezas se van colocando en el tablero para que empiece el juego; sólo resta ver a dónde nos lleva esta partida. Por cierto, aunque no creo que sea necesaria la aclaratoria, La Orden Diamond Rose se refiere a las Diamond Rose Knights. Ahora sí, cualquier observación, sugerencia o crítica no duden es dejar un comentario; eso siempre motiva a todos los que escribimos. Nos vemos en la próxima entrega.

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