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FanFic Cross Ange: La Venganza de los Antiguos 11

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FanFic Cross Ange

Cross Ange: 天使と竜の輪舞 (Rondó de Ángeles y Dragones)
La Venganza de los Antiguos
Por Shougo Amakusa

Capítulo 10
Evaluando los Daños

Nonna y Mary estaban enfrascadas en un intenso combate contra cuatro de los Para-mail que habían interceptado; las novatas hacían su mejor esfuerzo, pero apenas si eso les servía para mantener a raya a los oponentes. Cerca de allí, Chris y Rosalie estaban enfrentándose a las otras 4 naves; y en esta batalla, las Norma poco a poco empezaban a sacar ventaja producto de su experiencia.

– Rosalie, sígueme – dijo Chris quien estaba buscando la forma de acabar con sus oponentes rápido para ir a ayudar a las novatas.

No obstante, en ese momento, la presión pudo con Nonna, quien se descuidó un instante que fue aprovechado por una de las naves enemigas para impactar su Para-mail con metralla destruyendo el brazo que llevaba la ametralladora. La novata entonces entró en pánico y su grito resonó en las radios de todas sus compañeras.

Esto hizo que Chris cambiara de planes y se dirigiera a toda velocidad a apoyar a la novata. Rosalie quiso ir con ella, pero cuando reaccionó ya su camino estaba bloqueado por dos Para-mail, mientras que las otras dos naves se encontraban detrás para completar la encerrona.

Rosalie en ese momento sintió la muerte de cerca; y aunque por un instante sintió dolor por el abandono de Chris, la chica del cabello naranja sabía que su pareja necesitaba expiar sus culpas. Sin embargo, Rosalie no planeaba dejarse matar tan fácil; después de todo, ella sabía que Chris nunca se perdonaría si su pareja moría a causa de su acción.

En ese momento, la chica del cabello naranja hizo que su Para-mail iniciara una caída libre con el fin de salir del cerco de sus enemigos; maniobra que terminó dando resultados porque en ese instante Salia llegó como apoyo derribando a una de las naves enemigas y haciendo que las demás se alejaran con el fin de ponerse a salvo.

– ¿Estás bien Rosalie? – preguntó Salia quien había visto toda la secuencia.
– Sí, capitana – respondió Rosalie.
– Bien, porque todavía tenemos trabajo que hacer aquí – indicó Salia al tiempo que se disponía a enfrentar a dos de los Para-mail.
– Entendido – contestó Rosalie para luego pasar su nave a modo vuelo con el fin de lanzarse contra el oponente restante.

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Chris abrió fuego contra los Para-mail que estaban atacando a Nonna y a Mary haciendo que los mismos se alejaran. La idea de la peliazul era derribar a alguno, o al menos hacer que se alejaran de las novatas con el fin de ganar tiempo.

– ¡Nonna, reacciona! – gritó Chris al ver que el Para-mail de la chica seguía inmóvil.
– ¿Nonna? – dijo Mary preocupada por su amiga.

Nonna y Mary habían estado juntas desde su llegada a Arzenal y entre ellas se había creado un lazo muy fuerte. Aunque su relación no era de pareja, las dos novatas se habían vuelto muy amigas, sobre todo tras la muerte de Marika, quien completaba el trío inicialmente.

Por esa razón, la posibilidad real de que Nonna muriera tenía a Mary en un estado de semi bloqueo; algo de lo que Chris se dio cuenta y le hizo ver que iba a tener que jugarse el físico si deseaba protegerlas a ambas.

– Mary, si quieres ayudar a Nonna tienes que reaccionar también – dijo Chris con voz amable al tiempo que disparaba metralla en intervalos contra las 4 naves enemigas tratando de mantenerlas a raya con el fin de darle tiempo a las novatas de que reaccionaran.
– ¡Cállate! ¡No nos hables! ¡Asesina! ¡Asesina! ¡Tú mataste a Marika! – gritó Nonna presa del pánico.
– Nonna… – susurró Mary comenzando a llorar.

Aunque habían pasado 5 años desde la batalla final contra Embryo; y aunque en teoría, Nonna y Mary habían perdonado a Chris por el asesinato de Marika; la verdad era que las dos novatas nunca pudieron quitar de su corazón ese sentimiento de rabia hacia la peliazul. No es lo mismo perdonar a alguien de corazón que hacerlo en el calor del momento y de forma superficial.

Cuando un resentimiento no se cura apropiadamente, tarde o temprano termina resurgiendo; y generalmente cuando lo hace es todavía peor porque ha tenido tiempo para madurar. Lo peor es que nunca se sabe cuándo regresará o qué lo activará; aunque en circunstancias como la que estaba viviendo Nonna en ese momento era lógico que su mente trajera ese dolor de vuelta.

– Nonna, este no es el momento ni el lugar para hablar de eso – respondió Chris haciendo acopio de sus fuerzas para mantenerse firme pues las palabras de la novata le habían golpeado en su propia herida. No obstante, ya habría tiempo de autoflagelarse después; en ese instante era necesario proteger a sus compañeras – Si no reaccionan de inmediato…
– ¡¿Qué?! ¡¿Nos vas a matar como la mataste a ella?! – gritó Nonna sin atender razones y totalmente fuera de sí.
– ¡No!… Yo no sería capaz…
– ¡Claro que eres capaz! ¡Tú mataste a sangre fría a Marika! ¡Tú la asesinaste!
– ¡¡Está bien!! ¡¡Sí!! ¡¡Yo maté a Marika!! ¡¡Yo la maté!! ¡Si me quieres odiar entonces hazlo! ¡Si me quieres castigar estoy dispuesta a aceptarlo! ¡Pero si por no reaccionar ahora te matan a ti y a Mary, ¡¿Quién vengará a Marika?! ¡¿Ah?! ¡¿Quién?! ¡Dime! – gritó Chris con voz entrecortada y sin poder contener sus lágrimas, mientras aumentaba las ráfagas de metralla al ver que los 4 Para-mail incrementaban la presión.

Esta vez las palabras de Chris calaron hondo en Nonna quien salió de su estupor y tras evaluar los daños que había recibido su Para-mail se dispuso a regresar al combate. Esta reacción tranquilizó a Mary quien hizo lo propio y también se dispuso a enfrentar a las naves enemigas.

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Rosalie entabló un combate cuerpo a cuerpo con su rival pues se sentía más cómoda luchando de esa forma; la chica del cabello naranja usó su arma en forma de cruz para atacar repetidas veces a su oponente obligándolo a tomar una postura defensiva, usando su escudo de energía para detener las embestidas de la Norma.

De pronto, el antiguo intentó alejarse para contraatacar con metralla, pero casi de inmediato tuvo a Rosalie encima por lo que de nuevo tuvo que dedicar sus esfuerzos a defenderse. No obstante, en ese momento la estrategia de la Norma cambió y tras dos golpes con su arma en forma de cruz, la mujer del cabello naranja usó su ametralladora para terminar de consumir la energía del escudo rival.

El antiguo se vio entre la espada y la pared porque si se movía sería alcanzado por la ráfaga y si no lo hacía su escudo se destruiría y quedaría expuesto. Esa presión probó ser demasiada y el joven intentó huir sin importarle que varias balas hicieran impacto en su Para-mail. Rosalie al ver el movimiento del otro decidió no perseguirle sino dedicarse a derribarlo con la ametralladora, lo cual logró pocos segundos después.

Cerca de allí, Salia demostraba la terrible superioridad entre un Ragna-mail modo Ariel y un Para-mail. A pesar de tener inferioridad numérica, la capitana no tuvo ningún problema en derribar a sus oponentes quienes resultaron incapaces de seguir sus movimientos debido a la constante teletransportación.

– Rosalie, ven conmigo. Tenemos que apoyar a Chris y a las demás – indicó Salia y las dos se dirigieron hacia sus compañeras.

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Tusk estaba enfrascado en un intenso combate con dos Para-mail enemigos; quienes no daban tregua ni cuartel. Uno de ellos se dedicaba a enfrentar a la pareja de Ange en una pelea de espadas, mientras que el otro se mantenía alrededor y disparaba ráfagas de metralla cuando veía una apertura.

– ¿Por qué están haciendo esto? Yo también soy un Antiguo. Mis padres murieron en la primera batalla contra Embryo. ¡La historia sobre la traición de las Norma es mentira! – dijo Tusk para que los otros le escucharan, al tiempo que detenía el mandoble de espada de uno de sus oponentes y usaba su escudo de energía para detener la metralla del otro.
– Vaya, es como dijo nuestro comandante. De verdad te has convertido en un perro faldero de las Norma – dijo el oponente que peleaba cuerpo a cuerpo.
– Tú no eres más que una vergüenza para los antiguos. Tu sola existencia es una desgracia para nuestra raza – agregó el otro rival.

Ante esas respuestas Tusk tuvo claro que era inútil intentar razonar con ellos. Demasiados años de odio sembrado en sus mentes no iban a desaparecer por una conversación de pocos o muchos minutos. Dominic había podido contrarrestar ese veneno gracias al tiempo que compartió con todos; y aun así no dejó de tener dudas ni de verse atrapado entre dos aguas.

Tusk entonces decidió que no había más remedio que acabar con ellos así que de inmediato pasó su nave a modo vuelo y se alejó de ambos al salir disparado hacia arriba. Los dos antiguos al ver la maniobra decidieron seguirle pues no pensaban permitir que escapara. Andrew había dejado muy claro que recompensaría generosamente a quienes mataran a Tusk y capturaran a Dominic.

Tusk vio que los otros dos iban tras de él y sin dudar pasó su Ragna-mail a modo asalto y tras tomarse unos segundos para concentrarse logró hacer que su nave adoptara el modo Michael por lo que todo el fuselaje de la misma se tiñó de rojo y su espada se transformó en un sable láser.

Los otros dos antiguos pasaron sus naves a modo asalto y detuvieron su vuelo sorprendidos por la transformación que había experimentado la nave enemiga. Ese tipo de situaciones no las habían experimentado y ninguno de los dos podía explicar cómo una nave semejante a la de ellos no sólo cambiaba de color sino que modificaba la naturaleza de su espada.

Ante ese nuevo panorama, los dos antiguos dejaron de ver atractivas las recompensas ofrecidas por Andrew; sin embargo, en ese momento vinieron a sus mentes las imágenes del Comandante ejecutando a los que habían permitido que Dominic escapara y a ambos les quedó claro que si huían, no tener la recompensa iba a ser la menor de sus preocupaciones.

Tusk vio la duda en sus oponentes y su experiencia le indicó que debía aprovechar esa apertura; el joven sabía que una de las cualidades del modo Michael era la barrera de luz innata que tenía, la cual le permitía repeler casi todo el daño recibido. Con eso en mente, la pareja de Ange embistió sin temor a sus adversarios, quienes al estar pilotando Para-mails no tenían nada que supusiera un riesgo.

Los dos antiguos se sorprendieron ante lo osado del ataque, pero ese movimiento les permitió sacudir sus dudas y abrir fuego de metralla; por desgracia, las balas no le hacían ningún daño al Ragna-mail quien sólo necesitó un mandoble de su sable láser para partir en dos a los Para-mails enemigos, los cuales de inmediato hicieron explosión.

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Ersha y Vivian estaban tratando de infligir el mayor daño posible a la mayor cantidad de naves enemigas; la primera usaba las dos ametralladoras que había instalado en el área de los hombros de su Para-mail, más la subametralladora que su nave llevaba en una de las manos. Por su parte, la segunda estaba causando verdaderos estragos con su boomerang y su subametralladora.

Una a una las naves enemigas iban cayendo ante el ataque inmisericorde del dúo. A pesar de tener 5 años de inactividad, salvo una que otra práctica, las dos mujeres estaban demostrando que no habían perdido el toque a la hora de enfrentarse a múltiples oponentes.

Por esa razón, las naves restantes decidieron hacerles pagar su osadía y se lanzaron en un ataque frontal combinado; sin embargo, ni siquiera tuvieron tiempo de abrir fuego porque Hilda y Ange, quienes estaban de regreso tras despachar a sus oponentes, se unieron para derribarles.

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Cuando los antiguos que se enfrentaban al grupo de Chris se dieron cuenta de que se dos naves enemigas venían como refuerzo, supieron que no podrían ganar sin hacer sacrificios. Por esa razón, los tres decidieron poner en práctica una estrategia que habían preparado de antemano.

Cuando Salia y Rosalie estuvieron lo suficientemente cerca, uno de los Para-mail pasó a modo vuelo para alejarse del lugar; mientras que los otros dos repentinamente estallaron y la explosión alcanzó a todas las naves de las Norma. Obviamente, esa estrategia de inmolarse buscaba causar el mayor daño posible para que sus muertes tuvieran significado. Después de todo, quienes se ofrecieron voluntarios sabían que se embarcaban en una misión suicida.

Hasta ese nivel llegaba el odio de los antiguos hacia las norma. Además, el piloto del Para-mail que había escapado de la onda expansiva tenía un papel que cumplir. La idea era lanzar un ataque kamikaze en contra de la líder del escuadrón con el fin de eliminar a uno de los enemigos importantes.

Salia y las demás fueron tomadas por sorpresa ante esa estrategia y sus naves recibieron bastante daño; de hecho, el Ragna-mail de Salia dejó de moverse por unos instantes y esa coyuntura la quiso aprovechar el antiguo para hacer su jugada. La capitana vio con horror cómo el Para-mail enemigo se le venía encima sin poder ser capaz de detenerle.

Fue entonces que una lluvia de proyectiles láser pasó por el lado de Salia y se dirigió al Para-mail causándole graves daños. La Norma por un instante no sabía qué estaba pasando, pero luego pudo ver que un Dragón de tipo Galeón la sobrepasaba con rumbo a la nave enemiga.

El antiguo ya sabía que moriría, por lo que a pesar de que su nave estaba severamente dañada no cesó su intento de asesinar a Salia; por ese motivo aceleró todo lo que pudo para usar la propia nave como misil.

Inicialmente, el Dragón pensó que su ataque era suficiente para neutralizar al enemigo, pero cuando se percató de que la nave seguía en rumbo de colisión contra el Para-mail de la norma se dio cuenta que no tendría tiempo de lanzar otro ataque. Sin mencionar que no había garantía de que los proyectiles láser fueran efectivos.

Por esa razón, el Dragón decidió interponerse entre la nave enemiga y el Para-mail de la Norma para luego activar sus escudos con el fin de recibir la embestida. Segundos después, el antiguo chocó contra el dragón y su nave voló en mil pedazos. Por desgracia, el impacto y la explosión destruyeron los escudos del Dragón haciendo que el mismo recibiera daño por lo que terminó cayendo en picada hacia el mar.

Fue en ese momento cuando las Norma reaccionaron y de inmediato se dirigieron a ayudar al Dragón que las había apoyado y había salvado a Salia. Pronto, se escuchó un ruido estruendoso que indicaba que el Dragón había impactado con el agua, pero eso no detuvo a Salia y las demás.

– ¿Alguien tiene las guayas operativas? – preguntó Salia ideando la forma de rescatar al Dragón y todos salvo Nonna respondieron afirmativamente.
– Bien. Mary, Rosalie, Chris, usen sus guayas para amarrar las alas del Dragón para así arrastrarlo hasta la orilla – ordenó Salia.
– ¡Sí, capitán! – dijeron las tres, pero cuando se disponían a hacerlo ocurrió algo inexplicable.

El Dragón había desaparecido…

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Salamandinay llegó en un instante al lugar donde la nave que la había protegido había caído; y de inmediato procedió a levantar la misma con Enryugo para quitársela de encima al piloto quien yacía debajo. Fue en ese momento cuando la princesa escuchó las palabras finales de Dominic; y en ese instante, la dragona sintió que alguien le apuñalaba el alma.

Ya antes, en el momento en que la nave la había protegido, la mujer había sentido una premonición, un mal presagio, una opresión que la hizo sentir intranquila y temer por el bienestar de Dominic; pero ahora, ese miedo se había vuelto una espantosa realidad no sólo al ver ante ella al antiguo tirado en el suelo moribundo, sino al escuchar esas palabras que marcaban una despedida. Fue entonces cuando todos sus sentimientos afloraron en la forma de un grito desgarrador que exclamaba el nombre de la persona que amaba.

Sin embargo, Salamandinay sabía que aquel no era el momento de entrar en shock porque ello significaría la muerte de Dominic. Lo urgente era encontrar la forma de llevarle a que recibiera atención médica.

– Maggie por favor, necesito ayuda urgente. Estoy cerca del hospital. Dominic se encuentra gravemente herido. Por favor, te ruego que me envíes apoyo lo antes posible. ¡¡Se está muriendo!! – dijo Salamandinay por radio finalizando con un grito de desesperación, al tiempo que tomaba el cuerpo del joven en las manos de Enryugo y se dirigía a toda velocidad hacia el hospital.

Maggie se sorprendió al ver la reacción de la princesa, pero de inmediato salió con un grupo a prestarle auxilio al muchacho. El deber de salvar vidas estaba primero, ya luego habría tiempo de hacer preguntas.

Una vez que Salamandinay llegó al edificio, con sumo cuidado puso el cuerpo de Dominic en el suelo; y en ese instante Maggie salió con varias personas listas para prestarle los primeros auxilios. Fue entonces que la princesa bajó de su nave y con las manos en la boca se dedicó a observar impotente las labores de los médicos.

– ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Sabías que hacer eso era suicidio. No hay manera de que no lo supieras. Entonces ¿Por qué? – susurraba Salamandinay finalmente dejándose atrapar por su dolor y dejando escapar un torrente de lágrimas.
– Tenemos que llevarlo enseguida al quirófano que ordené preparar – dijo Maggie con faz grave y todo el grupo, seguido por Salamandinay, se dirigió corriendo a interior del edificio.

El equipo médico había actuado con enorme rapidez para colocar a Dominic en una camilla con el fin de trasladarlo; sin embargo, la vida del chico se extinguía con cada segundo que pasaba y la propia Maggie no albergaba muchas esperanzas de que pudiera salvarle.

El camino desde la entrada del edificio a la puerta del quirófano se le hizo eterno a Salamandinay; y cuando le impidieron pasar, la princesa estuvo a punto de pelearse con las enfermeras, entre las cuales había varias dragonas, pero luego entró en razón y comprendió que era necesario dejarles hacer su trabajo.

La batalla que se estaba desarrollando afuera de pronto dejó de importar y la princesa ni siquiera se molestó en guardar la compostura delante de las dragonas que estaban en el sitio. Para Salamandinay, en ese momento sólo existía Dominic y el temor de perderle para siempre.

Fue entonces cuando la princesa comprendió hasta qué punto amaba al antiguo. La idea de que Dominic falleciera bastaba para que ella no pudiera respirar. Como pudo, Salamandinay se sentó en una de las sillas de la sala de espera y sus ojos se clavaron en la puerta del quirófano. La mujer incluso trataba de evitar pestañar porque sentía que en el instante en que cerrara sus ojos, Dominic moriría.

Pronto las dragonas que estaban trabajando en el hospital no pudieron evitar preocuparse por Salamandinay a quien nunca habían visto en ese estado; y casi al mismo tiempo, todas se empezaron a preguntar qué relación tenía Dominic con ella para que la princesa se preocupara de esa forma.

Hasta ese momento, la relación entre Salamandinay y Dominic seguía siendo un secreto, a pesar de que mucha más gente lo sabía. Aura había decidido presentarles a ambos como pareja después de que regresaran de su paseo, pero entonces sucedió lo del secuestro y la traición por lo que todo aquello se canceló.

– Dominic, por favor, no te mueras… por favor… te juro que ya no desconfiaré de ti… te perdono por todo lo que pasó… pero por favor, no me abandones… – repetía una y otra vez en su cabeza Salamandinay al tiempo que sus puños se mantenían fuertemente apretados y su mirada seguía fija en la puerta del quirófano. Fue el sonido de su comunicador el que la sacó de este estado.

Salamandinay no quería hablar con nadie, pero al ver que quien la llamaba era Kaname recordó el peligro que podía estar corriendo Ciudad Aura; así que haciendo un esfuerzo trató de recomponerse para contestar.

– ¿Se ha producido algún ataque? – preguntó Salamandinay tratando de lucir normal.
– No, Su Alteza. Todo ha estado tranquilo – respondió Kaname – ¿Qué ha pasado allá?

Esa pregunta hizo caer en cuenta a Salamandinay de que se había retirado el campo de batalla sin que el enfrentamiento hubiera terminado, por lo que no tenía idea de lo que estaba sucediendo. No obstante, la princesa ya no podía hacer nada. Luego hablaría con Ange y le pediría disculpas. Ella simplemente no podía abandonar a quien lo había arriesgado todo para protegerla.

– No lo sé con certeza, pero Ange y las demás estaban controlando la situación – respondió Salamandinay haciendo que Kaname se extrañara.
– ¿No lo sabes con certeza? ¿Por qué? – preguntó Aura interrumpiendo en la conversación. La Sacerdotisa se sintió intrigada ante la respuesta de la princesa.

Salamandinay se mordió el labio, pero en el fondo sabía que no tenía sentido mentir por algo que pronto se sabría de todas formas. Después de todo, la princesa estaba segura de que los chismes sobre su comportamiento debido al joven que estaba siendo operado no tardarían mucho en llegar a Ciudad Aura. Por esa razón, la mujer decidió contar todo lo que había pasado.

Cuando la princesa terminó su relato, tanto Aura como Kaname y Naga se quedaron mudas. Ellas tenían el mismo problema que los demás respecto a Dominic. Simplemente no sabían qué postura tomar ante él considerando todos los hechos. No obstante, al enterarse de que el joven había arriesgado su vida para proteger a Salamandinay, las tres mujeres no tuvieron más remedio que dejar a un lado cualquier sentimiento negativo que tuvieran contra el antiguo.

Incluso la propia Naga quien era la más radical no pudo evitar sentir de nuevo simpatía por el muchacho, quien había asumido la misión de ella de proteger a la princesa. Además, pronto las tres cayeron en cuenta de algo. Salamandinay había abandonado el campo de batalla para estar con el chico, por lo que era evidente que la mujer había cambiado su postura respecto a él.

– ¿Estás bien? – preguntó Aura con todo el tacto que pudo.

Esa pregunta hizo que todo el cuerpo de la mujer comenzara a temblar. Hasta ese momento sólo lo estaban haciendo sus manos; pero el esfuerzo que la princesa estaba haciendo para mostrarse serena ya estaba llegando a su límite.

– No, no lo estoy – respondió Salamandinay con una voz tan afligida que hizo que las tres mujeres comenzaran a llorar – Lo siento, no puedo seguir hablando ahora. Llámenme si ocurre algo – agregó la princesa con voz entrecortada al tiempo que retomaba su llanto, para luego cortar la llamada.

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Salia y las demás se quedaron de piedra al ver que el Dragón desaparecía ante sus propios ojos; sin embargo, la capitana no se paralizó y llevó su Ragna-mail hasta la superficie del agua para tratar de averiguar lo que había sucedido. No obstante, cuando estuvo allí su impresión fue todavía mayor pues flotando en el agua estaba el cuerpo de un hombre.

Salia al principio no entendía lo que estaba sucediendo, pero pronto una idea llegó a su cabeza. De inmediato tomó el cuerpo en las manos de su Ragna-mail, ante el asombro de las demás, quienes tampoco podían explicarse lo que estaban viendo, y sin perder tiempo se lo entregó a Mary con la orden de que lo llevara de inmediato al hospital escoltada por las demás, pues el hombre se encontraba sangrando. Fue tal la conmoción que ninguna se percató de que el sujeto estaba desnudo.

Salia al ver a las otras alejarse decidió sumergirse con su Ragna-mail para ver si veía algún rastro del dragón, pero varios minutos después la capitana emergió sin encontrar rastros. Era como si el Dragón nunca hubiera estado allí; lo cual corroboraba la hipótesis que la capitana se había formado.

– Ange, ¿Cuál es la situación de Ustedes? ¿Requieren apoyo? – preguntó Salia dejando de lado el tema del Dragón y retomando el tema del ataque.
– Todo bajo control, Salia. No te preocupes. En este momento estamos regresando a la ciudad para evaluar los daños – respondió Ange – ¿Encontraron resistencia Ustedes?
– Sí, pero ya ha sido neutralizada. Todo el perímetro de la isla está libre – respondió Salia.
– Perfecto. Entonces encontrémonos en el Hospital – indicó la rubia.
– Sí, Señora – respondió la chica de cabello púrpura para luego cortar la transmisión – Bien, es hora de regresar.

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Ange se encontraba completamente saturada por todo lo que estaba sucediendo. Por un lado estaba el ataque de los antiguos, que aunque había sido neutralizado requería de un análisis de emergencia para definir el plan de acción a seguir. Por otro lado estaba la situación de Salamandinay y Dominic; el chico seguía todavía en quirófano y la princesa se mantenía en la sala de espera totalmente renuente a cualquier sugerencia de que fuera a descansar. Sin mencionar que cuando Tusk se enteró del estado de su amigo, se fue de inmediato a montar guardia a la espera de tener noticias de él.

La rubia en ese momento se encontraba en el Hospital sin saber cómo enfrentar la situación. Las únicas decisiones que había tomado habían sido convocar al triunvirato al Hospital porque era obvio que allí era donde estaban sucediendo la mayoría de las cosas; y ordenarle a Pamela, Hikaru y Olivier que se quedaran en el puente para monitorear toda la zona en caso de que hubiera otro ataque.

En la sala de espera, adyacente a la puerta que daba acceso a los quirófanos, reinaba un silencio lúgubre. Ange había intentado de varias formas animar un poco a Tusk y a Salako, pero no había tenido éxito. Su pareja sólo atinaba a sonreírle, mientras que la princesa la abrazó con todas sus fuerzas sin parar de llorar. No obstante, lo peor era que la Norma no podía dedicarles toda la atención que ambos merecían porque debía asumir su responsabilidad como parte del Triunvirato.

En ese momento, Hilda llegó a la sala de espera para presentarle a la rubia un reporte actualizado y no pudo evitar que su corazón se encogiera al ver de nuevo la escena. La pelirroja se había ofrecido a coordinar todas las labores logísticas necesarias para lidiar con las consecuencias inmediatas del ataque para que así Ange pudiera permanecer junto a Tusk y Salamandinay más tiempo.

Sin embargo, Hilda también tenía otro motivo para asumir ese rol. Lo cierto era que la pelirroja se sentía sumamente deprimida al ver a Tusk totalmente abatido. Si a Schlievogt le quedaba alguna duda sobre sus sentimientos hacia el hombre; todo lo que estaba ocurriendo en ese momento se las había disipado.

Era verdad que ya las cartas estaban prácticamente sobre la mesa. Después de ese momento donde ella casi le da un beso en la boca a manera de despedida, al que Tusk había mostrado total disposición de corresponder; lo único que quedaba era hacerlo oficial.

Claro, que una cosa era decirlo y otra muy distinta ponerlo en práctica. Que Hilda y Tusk asumieran que se querían de una forma romántica tenía muchas implicaciones; muchas de las cuales involucraban a alguien muy preciado para ambos, Ange. Aunque paradójicamente, ese era el menor de los problemas porque la rubia había dejado claro que estaba feliz de que finalmente los dos se vieran de esa forma.

No obstante, ni siquiera eso hacía todo más fácil. Por un lado, la pelirroja no tenía ningún tipo de experiencia en una relación de pareja con un hombre; y por el otro, la única experiencia de Tusk era Ange. Por ende, ambos estaban viviendo su naciente relación como si fuera una primera vez.

De hecho, era tal el nivel de nervios de los dos que la rubia no podía evitar partirse de risa cada noche mientras tenían intimidad. Ange al principio fue sincera en sus intentos de servir de puente para que ambos dieran el paso y tuvieran relaciones; sin embargo, pronto aquello se volvió un trolleo en toda regla porque no había forma de que Hilda y Tusk superaran sus miedos.

Eventualmente, la rubia decidió darles un respiro y dejar que las cosas siguieran su curso de forma natural; forzar algo demasiado podría terminar siendo dañino y Ange no deseaba que su relación a tres bandas se viera afectada de forma negativa por el hecho de que el tercer lado del triángulo había empezado a cerrarse.

Por supuesto, que el hecho de que hubiera nervios no implicaba que los sentimientos estaban más débiles, al contrario. Hilda y Tusk estaban cada vez más enamorados y su comportamiento lo demostraba. Ya la pelirroja no le molestaba, más bien empezaba a tratarle con cariño y consideración de forma abierta e incluso delante de terceros. Por su parte, Tusk comenzaba a tener cada vez más detalles románticos con ella como invitarla de paseo o darle regalos.

Y ese amor se estaba poniendo a prueba en aquellas desafortunadas circunstancias. Hilda sabía que Tusk necesitaba del apoyo de sus seres queridos, entre los cuales ella estaba, pero no se atrevía a dar el paso de acercarse. Fue por eso que se ofreció a ayudar a Ange, para así poder estar lejos de forma justificada y darse un tiempo para armarse de valor.

Pues bien, el momento había llegado y la pelirroja al ver a Tusk tan abatido se dijo que ya estaba bueno de miedos y nervios. Por esa razón, Hilda caminó con decisión hacia donde estaba el antiguo y sin dudar le abrazó con fuerza. El joven se sorprendió un poco ante el gesto de la mujer, pero de inmediato comprendió todo lo que el mismo significaba. No sólo por el apoyo, sino por el esfuerzo que ella había hecho para dar el paso.

– Q… Quiero que sepas que también estoy para ti. Yo… yo quiero proteger y… cuidar a mi caballero – susurró Hilda haciendo que el corazón de Tusk palpitara de forma desbocada.
– Te amo, Hilda… gracias… significa mucho para mí – dijo Tusk en voz baja antes de que si quiera pudiera pensar en qué responder, dejando a la pelirroja petrificada.
– Yo también te amo, pervertido perdedor – respondió Hilda resolutiva al cabo de un rato en voz baja y con una enorme sonrisa en los labios, al tiempo que se separaba del abrazo y golpeaba débilmente con el puño el pecho del joven.

A pocos pasos de la pareja, Ange sonreía al verles, sintiendo que ese acto era una especie de símbolo que indicaba que todo iba a mejorar. No sólo en la relación de los tres, sino en todo; y como si el destino quisiera confirmar la suposición de la rubia, segundos después las puertas que daban acceso a los quirófanos se abrieron para darle paso a Maggie.

Salamandinay saltó de la silla donde se encontraba como si hubiera sido impulsada por un resorte y salió corriendo al encuentro de la Doctora. Por su parte, Tusk con delicadeza se apartó de Hilda y también fue a hablar con Maggie; aunque tuvo el tacto de permitir que Salamandinay asumiera el rol protagónico, dado que la princesa había asumido por completo el papel de pareja.

– ¡¿Cómo está Dominic?! Por favor, Maggie, ¡¿Cómo está él?! – preguntó Salamandinay con el alma en vilo y sintiendo que las piernas le temblaban a tal punto que le costaba mantenerse en pie.
– La operación fue un éxito – dijo Maggie haciendo que Salamandinay diera un grito de alegría y que Tusk empezara a sentir alivio – Sin embargo, todavía no ha pasado el peligro. El chico sufrió varias heridas graves por lo que las siguientes 72 horas son críticas. Si logra pasar de ese tiempo entonces ya podremos ser más optimistas – agregó Maggie buscando que todos tuvieran las cosas claras. Aunque era un milagro que Dominic hubiera resistido la operación, aquello estaba muy lejos de considerarse terminado – Ese chico debió haber muerto y sin embargo logró aguantar la intervención… además… sí, definitivamente hay varias cosas que necesito hablar urgentemente con Gecko – pensó la doctora al tiempo que veía a Salamandinay siendo abrazada por Ange y a Tusk siendo abrazado por Hilda.
– ¿Puedo verle? – preguntó Salamandinay ansiosa luego de calmarse un poco y asumir que la batalla continuaba.
– Todavía no. En este momento lo estamos trasladando a Cuidados Intensivos – respondió Maggie.
– ¿Cuándo podré verle entonces? Quiero estar con él – dijo la princesa renuente a rendirse.
– Normalmente no se permiten visitas en Cuidados Intensivos, pero voy a hacer una excepción sólo contigo – respondió la Doctora tras un largo suspiro – Por alguna razón, creo que le vendrá bien a él tenerte cerca. Ven conmigo para darte unas instrucciones y explicarte lo que debes hacer – terminó la mujer dando media vuelta para dirigirse hacia otro lugar.
– Ange, Tusk, Hilda, lamento no poder quedarme, pero… necesito verle y estar a su lado – dijo Salamandinay apenada por tener que irse.
– Descuida, Salako, ve. Tu lugar es a su lado – respondió Ange dedicándole una cálida sonrisa.
– Por favor, cuida de él – pidió Tusk.
– Todo va a salir bien – agregó Hilda.

Salamandinay sólo atinó a asentir para luego retirarse en compañía de Maggie, dejando al trío a solas en la sala de espera; y fue en ese momento que Ange notó que la pelirroja y el antiguo iban tomados de la mano. Por supuesto, la mirada de la rubia alertó a los otros dos quienes al notar el detalle se soltaron apenados.

– Ange, yo… empezó a decir Tusk, pero la rubia le cortó.
– Estoy muy feliz por Ustedes y por nosotros. Sé que las cosas irán mejor ahora… pero ahora no es el momento de enfocarnos en lo nuestro. Primero está el deber con nuestra gente – dijo Ange sintiendo que no era correcto regodearse en su alegría cuando había otros sufriendo cerca de ellos.
– Sí, tienes razón, Ange – dijo Hilda respirando profundo para cambiar de tema – Eso me recuerda que había venido a darte un reporte de avance. Jasmine sigue coordinando a los grupos que están evaluando los daños, Aura ya está en camino aquí escoltada por Kaname y Naga y un contingente de dragones. Incluso la Dra. Gecko, y varios de sus asistentes, viene con ellos para prestar apoyo con los heridos – finalizó la pelirroja.
– ¡¿Aura viene?! – preguntó Ange sobresaltada – ¡Eso es muy peligroso!
– Lo sé, intentamos convencerla de que no lo hiciera, pero no hubo forma. Ella dijo que este asunto afectaba a todos y que más que nunca debíamos estar unidos y eso no se lograba con llamadas o imágenes en una pantalla – dijo Hilda recordando lo complicada que fue esa conversación – Al menos al final accedió a tener una escolta importante.
– Al menos Ciudad Aura no fue atacada… – dijo Ange tras un suspiro – No me gusta la idea de que vengan sin saber si habrá más ataques, pero necesitamos toda la ayuda posible… Lamento que tuvieras que ocuparte de esas cosas, Hilda. Sé que no te agrada – dijo Ange apenada.
– Descuida. Hay momentos y momentos. Ya luego me lo compensas, ¿ok? – respondió Hilda tratando de restar importancia al asunto, pero sonrojándose por sus propias palabras.
– ¿Y Salia y las demás? – preguntó Ange.
– Todas están ayudando a quitar los escombros… Bueno, todas menos Salia – dijo Hilda recordando algo de pronto.
– ¿Eh? ¿Qué pasa con Salia? – preguntó Ange al ver el cambio en la expresión de la pelirroja.
– Ella está en la emergencia, pero no, no está herida, verás…
– ¡¿Eh?! – dijeron Ange y Tusk al mismo tiempo.
– ¿Otro hombre? ¿Es un antiguo? – preguntó Tusk tratando de asimilar la noticia.
– ¿El dragón desapareció? – preguntó Ange incrédula.
– La verdad es que no sabemos nada. Por esa razón, Jasmine habló con la Dra. Gecko y ella de inmediato dijo que vendría a ver al hombre personalmente – respondió Hilda.
– Será posible que… – empezó a decir Ange, pero luego se calló temiendo que alguien la escuchara.
– ¿Qué sucede? – preguntó Tusk al darse cuenta del cambio de la rubia.
– Tengo una idea, pero no estoy segura. Será mejor que esperemos que Gecko venga para ver qué dice – respondió Ange haciendo que los otros dos se extrañaran.

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Nonna y Mary estaban bajando de sus Para-mail cuando se dieron cuenta de que Chris estaba esperándolas abajo. Las dos novatas sintieron cierto temor al ver a la mujer, pero en el fondo sabían la razón por la que se encontraba allí. Durante el combate el resentimiento por la muerte de Marika había salido, poniendo a todas en peligro; por lo que era necesario enfrentarlo de una buena vez.

Rosalie estaba de pie junto a su pareja tratando de calmar sus nervios. La mujer de cabello naranja nunca se consideró inteligente; pero en ese momento era obvio lo que Chris pretendía y las consecuencias que aquello podía tener, por lo que se sentía intranquila.

Nonna y Mary finalmente quedaron frente a frente con las otras dos y un tenso silencio arropó todo el lugar. A pesar de que había muchas cosas que decir, ninguna se atrevía a ser la primera en hablar. De pronto, Chris respiró hondo y tomó su pistola de reglamento, acto que sorprendió a las demás.

Las novatas sintieron pánico al imaginar que Chris estaba a punto de deshacerse de ellas; y ni siquiera pudieron reaccionar para tomar sus propias armas con el fin de defenderse. No obstante, pronto fue evidente que la intención de la mujer de cabello azul claro no era hacerles daño, sino lo contrario.

– Aquí tienes, Nonna – dijo Chris estirando su brazo para darle su arma a la otra – Ahora puedes vengarte por la muerte de Marika – añadió la pareja de Rosalie haciendo acopio de sus fuerzas para mantenerse serena – Yo soy una asesina y no puedo reparar el daño que hice. Sé que una lápida no limpiará mi pecado y entiendo que me odies. Así que aquí estoy.
– ¡Chris, ¿estás loca?! ¡Dame el arma! – gritó Rosalie desesperada al ver la acción de su pareja. La mujer de cabello naranja pensaba que Chris iba a pedir perdón, incluso pensó que el asunto podía ponerse violento, pero nunca se imaginó que llegaría tan lejos – ¡No te atrevas, Nonna! – gritó desenfundando su arma al ver que la novata había tomado el arma de las manos de Chris.
– Baja el arma, Rosalie – dijo Chris al ver que su pareja apuntaba a Nonna.
– ¡¡No!! ¡No dejaré que te maten! – gritó Rosalie empezando a llorar.
– ¡Marika murió para protegerte! ¡¿Así se lo pagas?! ¡Cuando Ustedes estuvieron en peligro por enfrentar a esta asesina, ella no dudó en ir a ayudarlas! – gritó Nonna dejándose llevar por su rabia, al tiempo que apuntaba a Chris – ¡¿Por qué no protegiste así a Marika?!
– ¡Yo quise protegerla! ¡Y también quise matar a Chris por haberla asesinado! ¡Yo sé cómo te sientes! – gritó Rosalie sin hacer caso de su pareja quien intentaba que bajara el arma.
– ¡Mentira! ¡Ustedes siempre han estado juntas! ¡Nunca vas a hacerle daño a Chris! – gritó Nonna al tiempo que Mary trataba de hacer que bajara el arma – ¡Déjame Mary! ¡¿También te pondrás de parte de la asesina de Marika?!
– ¡¿Cómo dices eso?! – gritó Mary sin poder contenerse más – Ese Embryo fue capaz de hacer que Alektra le siguiera. ¿Crees que nosotros hubiéramos podido impedir que nos controlara? A mí me duele la muerte de Marika tanto como a ti, pero también sé que Chris se ha arrepentido de lo que hizo y ella tendrá que cargar con esa muerte el resto de su vida – continuó la novata dejando salir una madurez que sorprendió a todas las presentes, incluyendo a la propia Nonna.
– ¡Marika merecía vivir! – gritó Nonna presa del llanto, pero sin dejar de apuntar a Chris.

Chris sentía su alma consumirse al ver que Nonna seguía devastada por la muerte de su amiga, a pesar de que habían pasado 5 años. La pareja de Rosalie sintió un enorme peso sobre sus hombros y sintió que no merecía seguir viva y menos sentirse feliz. Para la mujer de cabello azul claro, su felicidad era una ofensa hacia Marika.

Durante 5 años, Chris había ido sin falta día a día a rendirle respeto a su compañera y en todo ese tiempo no había sido capaz de decir nada. Marika había sido una víctima inocente en un conflicto estúpido creado por malos entendidos y manipulaciones. ¿Cómo explicarle a alguien que ella había matado a su compañera por estar en el lugar equivocado en el momento errado?

Las lágrimas inundaron las mejillas de Chris quien cayó de rodillas al suelo con el deseo de morir en su cabeza. ¿Cómo podía ella seguir viviendo cuando le había truncado el futuro a Marika? ¿Cómo mostrar su felicidad junto a Rosalie cuando le había quitado toda posibilidad a su compañera? Marika también merecía la oportunidad de ser feliz al alado de alguien a quien amara y ella le había arrebatado eso.

– Yo no merezco vivir – dijo Chris hecha un mar de lágrimas, al tiempo que levantaba la cabeza para mirar fijamente a Nonna – Pero tú no mereces cargar con la culpa de mi muerte – agregó al tiempo que sacaba otra pistola y se la ponía en la cabeza.

Rosalie sintió que el alma se le salía del cuerpo al ver la acción de Chris. La mujer de cabello naranja soltó su arma y de inmediato quiso quitarle la pistola a su pareja; sin embargo, desde el mismo momento en que empezó a moverse sabía que no lo lograría a tiempo. Y entonces… un disparo resonó en todo el lugar…

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Salia estaba sentada en la sala de espera de la emergencia del hospital ajena a lo que estaba ocurriendo con sus compañeras de escuadrón. La capitana se había teletransportado en su Ragna-mail para llegar al hospital primero que las demás con el fin de completar ciertos preparativos; y cuando el sujeto arribó al centro de salud, de inmediato tomó el control de la situación.

Aunque no era oficialmente una Doctora, la mujer había hecho un enorme esfuerzo para estudiar la carrera bajo la tutela de Maggie y Gecko. De hecho, Salia fue la primera Norma en cursar formalmente estudios en la Universidad de Ciudad Aura.

Salia llevó al hombre a un cuarto privado dentro de la emergencia y sin dudar le conectó a las máquinas y se dispuso a revisar su estado para determinar la gravedad de las heridas. Por suerte, pronto concluyó que las mismas no eran serias por lo que no había riesgo de esperar a que Maggie terminara de operar a Dominic.

Todo aquel suceso había sido sumamente extraño y la mujer no podía dejar de pensar en un proyecto secreto que estaba desarrollando Gecko con la ayuda de Maggie. Por esa razón, Salia había llamado a la miembro del Triunvirato para informarle de lo ocurrido; y la mujer de cabello rojo oscuro preparó todo para atender al hombre con la mayor discreción posible.

Afortunadamente el ataque había alterado a todo el mundo, así que no fue complicado disponer de lo necesario para que Salia tuviera total privacidad para atender al paciente. Sobre todo considerando que el caso de Dominic sí era de extrema gravedad por lo que no se sabía cuánto tiempo demoraría Maggie en llegar.

El ruido de pasos acercándose alertó a Salia de que tenía compañía y al levantar la vista pudo ver a Maggie que llegaba a su lado. El rostro de la doctora reflejaba mucho cansancio producto de la extenuante operación que acababa de realizar; sin embargo, la mujer de cabello rojo oscuro respiró profundamente un par de veces para sacar energía y disponerse a lidiar con el otro caso que tenía entre manos.

– ¿Cómo está Dominic? – preguntó Salia, juzgando que el joven no había muerto a partir de la expresión de la otra.
– Resistió la operación y eso ya es bastante; pero todo dependerá de cómo evolucione en las próximas horas – respondió Maggie – ¿Algún cambio en el sujeto?
– No, desde que llegó ha estado inconsciente. He estado monitoreando constantemente sus signos vitales y al parecer todo está en orden. Además, el examen físico no mostró nada de qué preocuparse – respondió Salia con diligencia – Creo que sólo es una contusión.
– ¡Excelente! Me viene bien un caso sencillo en estos momentos – respondió la doctora suspirando aliviada.
– Pensé que te gustaba ver sangre y operar – dijo Salia con una sonrisa irónica.
– No después de pasarme horas y horas en quirófano… o quizás es la edad, ¿qué sé yo? – contestó Maggie resoplando – Bien, bien. Vamos a ver lo que tenemos aquí – añadió luego de acercarse al sujeto.

Maggie dio un par de respiraciones profundas para sacudirse un poco el cansancio; y luego procedió a realizar una revisión exhaustiva del hombre. Salia había mostrado progresos extraordinarios en su aprendizaje de la carrera, pero aún así, la doctora no quería confiarse por lo que examinó al sujeto bajo la premisa de que no había sido examinado antes.

Y fue justamente en medio del examen físico cuando algo muy fuera de lo común ocurrió. Mientras el hombre estaba boca abajo empezó a quejarse y su espalda empezó a verse de forma extraña, como si algo quisiera salir de ella. Salia estuvo a punto de tocar las protuberancias que le habían salido al sujeto, pero Maggie la detuvo a tiempo. La doctora ya tenía ciertas sospechas tras escuchar el reporte de Salia; y las mismas fueron confirmadas por lo que estaba sucediendo en ese momento.

– Vamos a dar espacio para que salgan – dijo Maggie de forma automática al tiempo que rodaba la camilla donde estaba el hombre acostado.
– ¿Para que salgan? – preguntó Salia confundida – ¿Qué va a salir?
– Ya lo verás – respondió la doctora sonriendo.

En ese momento, unas alas emergieron del lugar donde estaban las protuberancias, lo cual confirmó las sospechas de Maggie. Sin embargo, aun cuando Salia había sospechado lo mismo, no pudo prepararse mentalmente y terminó pegando un grito debido a la impresión.

– Alas… tiene alas… eso quiere decir que… – dijo Salia en voz baja recuperando la compostura.
– Sí… la muy malnacida de Gecko tuvo éxito esta vez – respondió Maggie acercándose al hombre, quien empezaba a recuperar el conocimiento.
– ¡Increíble! – murmuró Salia.
– Arrgghh… ¿Eh?… ¿Dónde estoy? – preguntó el hombre recobrando la consciencia.

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Salamandinay se encontraba en la habitación de Cuidados Intensivos donde habían trasladado a Dominic después de la operación. La princesa escuchó con paciencia las indicaciones de la doctora, a pesar de que se moría porque terminara; y luego de recibir la autorización no perdió tiempo y fue a ver al hombre que había robado su corazón.

La dragona estaba sentada al lado de la cama donde él estaba acostado y sus manos tenían tomada una de las manos de él. Salamandinay hacía rato que había tomado una decisión y con la paz que le daba esa resolución, buscó transmitirle sus sentimientos a él para que viviera.

– Sé que las cosas entre nosotros no han sido fáciles últimamente y sé que tenemos mucho que resolver… pero… si te mueres, entonces no podremos arreglar nada… – empezó a decir Salamandinay aunque le voz se le quebró y el llanto le impidió continuar – Yo sé que quieres vivir… no habrías soportado la operación de otro modo… entonces vive… vive que aquí te estoy esperando… yo… no… tu mujer te está esperando…

Dominic nunca se imaginó que sus últimas palabras habían sido escuchadas por Salamandinay; y fueron precisamente esas palabras las que estremecieron tanto a la mujer por dentro que la hicieron abandonar todas sus defensas, de nuevo, para decidir entregarse por entero a él. Bueno, no sólo fueron las palabras, ese acto de entregar su vida para salvarla también tuvo mucho que ver.

La princesa entonces empezó a recordar por enésima vez todos los momentos que había vivido junto a Dominic; su viaje, su primer beso, su primera vez, sus charlas, su compañía, todo… Incluso los días amargos cuando estaba como prisionera en la base de los antiguos.

Sin embargo, ahora la dragona veía con nuevas luces aquellos momentos. Después de escuchar la historia narrada por Dominic, escuchar lo que le había dicho a Tusk, verle dar su vida por ella y oír las palabras que había dicho cuando creía que iba a morir; toda la desconfianza que ella tenía hacia él se había disipado. Ciertamente la rabia no se había ido, pero era evidente que su corazón había tomado el control.

Y justamente por eso, cuando Salamandinay rememoraba aquellos oscuros momentos, empezó a ver detalles que había omitido y a entender la magnitud de lo que él había hecho por ella. Dominic ya había cumplido su misión, ya la había entregado y bien pudo haber aceptado su recompensa y seguir a lo suyo junto a su gente.

Sin embargo, él prefirió luchar contra su gente, volverse un traidor y arriesgar su vida con el fin de protegerla. Incluso, a sabiendas de que ella no lo agradecería y de que terminaría siendo tomado como prisionero.

– ¡NO ME LLAMES SALA! ¡Tú ya no tienes ese derecho! – gritó la mujer dejándose llevar por la furia.
– Tiene razón, Princesa. Y también tiene razón en quererme matar… pero si lo hace nunca va a poder salir de aquí – explicó Dominic usando lenguaje formal – Yo conozco este lugar y sé cómo llegar al Ragna-mail para poder regresar a la Tierra Verdadera. Por favor, sólo quiero alejarla de todo esto. Cuando esté a salvo, le juro que me someteré a cualquier castigo que quiera darme – añadió el muchacho con desesperación.

…………

– Finalmente muestras tu verdadera cara – dijo la mujer complacida y sin dejar de apuntar al otro.
– Está bien, será como quieres. Vete – dijo el hombre suspirando para luego arrojarle su arma a ella – Al salir de la celda gira a la derecha y al final del pasillo verás unas escaleras. Sube tres pisos y luego ve a la izquierda, en la cuarta puerta a mano derecha está la sala de armas y allí está el anillo del Ragna-mail. Tendrás que someter a quienes lo custodian para tomarlo. Luego, al final de ese pasillo está la puerta del hangar. Para cuando llegues allí seguramente ya la alarma estará activada y tendrás que abrirte paso hasta la nave. El resto supongo que no debo explicártelo. Buena suerte y espero algún día puedas perdonarme – añadió Dominic derrotado al tiempo que se sentaba en el suelo y observaba a la mujer quien se dirigía hacia la puerta sosteniendo las dos armas de fuego.

…………

– ¡¡POR FAVOR!! ¡¡¡AYÚDAME A SALVARLA!!! – gritó el muchacho.

…………

– Yo… yo… no tengo derecho a responderte… lo siento – dijo Dominic para luego caer inconsciente.

…………

Salamandinay recordó esos momentos y las lágrimas brotaban a borbotones de sus ojos. Qué diferente era pensar en aquellas escenas sabiendo que él nunca quiso hacerle daño ni quiso traicionarla. Eso hacía que las palabras de él lucieran más brillantes y que las de ella parecieran cuchillos.

No, Dominic no había hecho las cosas bien. De haber sido claro desde un principio todo hubiera sido diferente; pero la mujer ahora podía hacer empatía y entender las razones de su silencio. No era fácil estar en la posición de él y siendo razonables, si los antiguos hubieran sido sinceros, al final la estrategia de Dominic seguramente hubiera dado resultados positivos para ambas partes y una alianza se hubiera formado.

– Tú sí tenías derecho, Dominic – dijo Salamandinay apretando los puños – Yo debí haberte dado una oportunidad de verdad… Pero no voy a rendirme y tú tampoco puedes hacerlo. ¿Sientes culpa? Bien, tienes que sentir culpa, mucha culpa, muchísima culpa… por eso… por eso debes estar a mi lado mucho tiempo para compensarme… no te puedes ir de mi lado hasta que yo te diga, ¿está claro? No puedes morirte sin haberme compensado… – finalizó la dragona sin dejar de llorar y apretando con fuerzas la mano del otro.

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Un hombre caminaba presuroso por la base de los antiguos llevando celosamente un maletín. El soldado sabía que la información que había dentro era vital para planificar los futuros pasos y garantizar la seguridad de los suyos; por esa razón, el joven ni siquiera se fiaba de sus compañeros y se mantenía en modo alerta.

Fue cuando se vio frente a la puerta de la oficina del Comandante que el muchacho se permitió relajarse un poco. Sin embargo, aquello fue muy breve pues todavía su misión no había concluido. Sin perder tiempo, el sujeto tocó la puerta y la voz de Andrew le hizo saber que podía pasar.

– Comandante. ¡Soldado John reportándose, Señor! – dijo el joven manteniendo postura marcial.
– Dime, John, ¿pudiste grabar todo? – preguntó Andrew sin darle vueltas al asunto.
– Sí, Señor. Los drones pudieron filmar el combate sin ser detectados – respondió el soldado orgulloso por el deber cumplido.
– Perfecto, al menos así las muertes de nuestros compañeros no serán en vano – dijo Andrew – ¡Hans!
– ¡Sí, Señor! – respondió Hans, quien también se encontraba en la oficina, poniéndose de pie.
– Debemos preparar un homenaje para esos guerreros valientes que ofrecieron sus vidas para que pudiéramos conocer las capacidades de esas demonios – ordenó Andrew.
– ¡En seguida, Señor! – respondió Hans para luego tomar el teléfono y realizar una llamada.
– Soldado. Su aporte a nuestra causa no será olvidado. Puede retirarse con orgullo sabiendo que la caída de las Norma tendrá mucho que ver con lo que ha hecho hoy – dijo Andrew con firmeza, pero con una sonrisa afable.
– ¡Señor, gracias, Señor! Siempre estaré dispuesto a hacer todo lo que esté en mi mano para que las Norma sean destruidas – respondió el joven para luego hacer el saludo marcial y retirarse.
– Muy bien, vamos a ver qué tenemos aquí – dijo Andrew después de que el soldado se había ido, al tiempo de que conectaba el dispositivo de memoria a su computadora – Hans. Tú también puedes retirarte. Informa a los capitanes que estén alertas a mi llamado. Una vez que vea la filmación les convocaré a una reunión de emergencia para definir las acciones que tomaremos – ordenó Andrew.
– ¡Sí, Señor! – respondió el otro para luego hacer el salido marcial y retirarse de la oficina.
– La sangre que se ha derramado hoy será nada en comparación con la que correrá cuando Ustedes dejen de existir – dijo Andrew apretando los puños – Ha sido demasiado el daño que han causado. Por su culpa muchos de los nuestros han muerto y otros han abandonado a su raza – añadió el hombre recordando la realidad de Tusk y la traición de Dominic – Disfruten su victoria mientras puedan porque será una de las últimas que tengan – finalizó el Comandante para luego empezar a ver la filmación.

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Sylvia se encontraba bajando en el ascensor ubicado debajo del antiguo Pilar del Alba. Luego de que Aura regresara a la Tierra Verdadera, el mana dejó de funcionar y eso modificó totalmente las costumbres de la Tierra Falsa. Por fortuna la gente de más edad del Imperio Misurugi junto con otros ancianos que fueron llegando tenían conocimientos sobre generación de energía por otros medios.

Fue así como se construyeron plantas termoeléctricas alimentadas por gas natural y eventualmente una represa para generar energía hidroeléctrica. Obviamente, eran construcciones a muy pequeña escala, pero que servían para abastecer a la ciudad; sin embargo, las mismas se habían convertido en una verdadera tentación para muchas personas dado que fuera de la ciudad había muy pocos lugares con electricidad.

Las otras capitales habían logrado almacenar reservas abundantes de Dracunium por lo que fueron capaces de mantener su estilo de vida en todo ese tiempo; aunque sólo para los miembros del gobierno y ciertas familias privilegiadas con el fin de extender ese status quo al máximo. Fue por eso que posterior a la muerte de Embryo se vivieron tiempos de marcada inestabilidad política. Todos querían obtener el poder porque en el fondo todos querían controlar la energía. De hecho, salvo los Misurugi, el resto de las familias gobernantes durante la segunda batalla contra Embryo habían sido derrocadas y en su lugar gobernaban verdaderos tiranos.

De hecho, muy pocos eran los miembros de las familias reales que seguían con vida, pues su existencia ponía en peligro a los nuevos regentes. Claro que quienes pudieron escapar gozaban de la tranquilidad de saber que no eran perseguidos. Dadas las circunstancias, los nuevos líderes no tenían los recursos para montar una cacería fuera de los límites de las capitales.

Además, reducir su poder militar para una búsqueda podría convertirlos en blancos de golpes de estado o invasiones. En ese sentido, Misty no sentía temor de que se supiera que estaba en el Imperio Misurugi. Después de todo, toda su familia había sido asesinada y ya nada la ataba a su antigua tierra.

Por otro lado, poco a poco el poder del Imperio Misurugi se consolidaba y más que temer intentos de invasiones, eran los demás quienes tenían miedo de ser invadidos; eso llevó a que paulatinamente cesaran los intentos de invasión, con el fin de que el escaso poder militar que existía fuera de los dominios de Sylvia se dedicara a defender otras ciudades. Y no era para menos, en la actualidad, la flota militar más grande, mejor equipada y mejor entrenada de la Tierra Falsa estaba bajo el control de la hermana menor de Ange.

Ese cambio que poco a poco se fue dando le fue permitiendo a Sylvia asignar recursos a la reconstrucción no sólo de la ciudad capital sino de las instalaciones que existían en el antiguo Pilar del Alba. La Comandante nunca perdió su meta de reencontrarse con su hermana y para ello era imprescindible volver a tener el poder de crear singularidades.

El primer obstáculo para ello era generar la energía y el segundo era reconstruir las instalaciones. Sylvia siempre puso como prioridad el bienestar de su gente y por eso primero dedicó los esfuerzos a recuperar la red energética en la ciudad con el fin de revivirla. No obstante, luego de garantizar la calidad de vida de su pueblo y su defensa, la hermana de Ange empezó a trabajar en el segundo obstáculo.

Sylvia llegó al piso inferior y allí fue recibida por Adrian y Misty quienes no podían ocultar su alegría. Ver el rostro de ambos rebosar de felicidad hizo que el corazón de la menor de las Misurugi se emocionara. Tras años de espera, luchando contra adversidades, finalmente había llegado el momento de acercarse a su sueño.

– ¿Ya está todo confirmado? – preguntó Sylvia tratando de mantenerse serena.
– Míralo por ti misma – respondió Adrian. En ese momento algunos técnicos activaron varios interruptores del centro de mando y Sylvia fue capaz de ver que el mismo había sido completamente restaurado.
– ¿Hemos logrado recuperar todas sus funciones? – preguntó Sylvia ya sin poder contener su emoción.
– Sí – respondió Adrian – Todas las funciones se han probado y no ha ocurrido ningún fallo. Con esto, nuestra capacidad de defensa se ha elevado en un orden de magnitud – añadió la pareja de la menor de las Misurugi – Aunque hay una prueba más que debemos realizar.
– ¿Cuál? – preguntó Sylvia impaciente por escuchar el resto.
– Todos los chequeos del mecanismo generador de singularidades fueron positivos… Sólo resta activarlo – respondió Misty emocionada porque sabía lo que significaba eso para su amiga.

Además, la propia Misty tenía sus razones para querer ver a Ange de nuevo. Su último encuentro había culminado de forma intempestiva y si se quiere violenta. No obstante, la antigua princesa siempre supo que Ange en ningún momento quiso hacerle daño; y una vez que la verdad fue revelada, Misty se lamentó de no haber sido de más ayuda.

Por eso, la perspectiva de volver a ver a quien seguía considerando su amiga le emocionaba; sin mencionar que su relación con Sylvia se había vuelto incluso más cercana que la que tenía con Ange. Así que Misty también estaba feliz de ver que la Comandante estaba a punto de dar un gran paso para poder cumplir uno de sus sueños más anhelados.

– Pues entonces no perdamos más tiempo – dijo Sylvia resolutiva – Preparen todo para enviar un mensaje al mundo de los dragones.

Adrian y Misty asintieron y de inmediato se acercaron a los técnicos con el fin de iniciar los preparativos. A pesar de todas las comprobaciones realizadas, el proceso era delicado y lo último que querían era que algo fallara en el momento crucial, así que todo se hizo lentamente.

Por supuesto que ello unido a la ansiedad de Sylvia hizo que la espera se sintiera eterna; aunque la Comandante no desaprovechó el tiempo y se dispuso a repasar el mensaje que había preparado de antemano. El nerviosismo que sentía era evidente y la joven pensó que lo mejor era ensayar aquellas palabras con el fin de evitar equivocaciones cuando llegara el momento.

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Ange estaba en el Puente de Mando junto a Hilda y Tusk. Los tres habían ido a relevar a Pamela, Hikaru y Olivier para que tomaran un merecido descanso. Las jóvenes al principio se rehusaron porque deseaban seguir ayudando, pero la rubia pronto las disuadió. No obstante, el trío se fue bajo la premisa de que tan pronto descansaran un poco regresarían.

Después de todo, Nueva Arzenal seguía en estado de alerta y las secuelas del ataque estaban lejos de desaparecer. Las labores de limpieza de escombros y evaluación de daños continuaban; e incluso los heridos más leves aún seguían en observación por lo que era muy pronto para siquiera pensar en relajarse.

Sin embargo, una vez que la rubia y sus parejas quedaron a solas, la miembro del Triunvirato no pudo evitar suspirar de cansancio. Después de 5 años, Ange se había vuelto a acostumbrar a estar en paz y a ser una líder de esos tiempos, tal y como lo había sido en su época de princesa.

Pero ahora, otra vez regresaban los horrores de la guerra y eso había traído de vuelta memorias dolorosas en Ange; quien por primera vez sentía el peso de las circunstancias al tener la responsabilidad de su gente en sus manos.

– Por primera vez en mucho tiempo no sé qué hacer – dijo Ange abrumada – Está el asunto del ataque por un lado, está lo de Dominic por otro, también está lo de ese hombre misterioso que ha aparecido… Todavía creo que estoy en una pesadilla – añadió la rubia y de inmediato Tusk e Hilda se acercaron a ella y se sentaron a ambos lados.
– Ninguno de nosotros deseaba que esto se repitiera, pero quiero que sepas que no estás sola. Ahora tienes a mucha gente que te apoya. Ya no tienes que ganarte el respeto ni la aceptación de nadie. Así que no es lo mismo del pasado – respondió Tusk tratando de animarla.
– ¡Claro! Mírame a mí, al principio de todo aquello éramos enemigas y ahora somos… – empezó a decir Hilda, pero luego se cayó abruptamente debido a la vergüenza que le daba terminar la frase. Sobre todo ahora que ella y Tusk se habían confesado.
– Somos un trío que se ama – dijo Ange sonriendo – No hay nada de qué avergonzarse en ello – añadió para luego retomar su expresión agotada – Pero es justamente eso lo que me agobia más… antes nada me importaba, me sentía sola y me daba igual lo que pasara con los demás. Sólo deseaba sobrevivir… Ahora me aterra pensar que algo le suceda a Ustedes y también tengo la responsabilidad de toda la gente de Nueva Arzenal… – finalizó la rubia mostrando una faceta de debilidad rara vez vista.
– Tampoco estás sola en eso, Ange. La responsabilidad de cuidarnos no es sólo tuya. Hilda y yo la compartimos y no pensamos dejar todo en tus hombros – dijo Tusk tomando la mano de la rubia.
– ¡Nosotros vamos a cuidar de ti más bien! ¡No creas que no somos capaces! – añadió Hilda fingiendo enfado, lo cual hizo que los otros dos sonrieran – Y tampoco estás sola para dirigir esta ciudad. Jasmine y Maggie están contigo y ambas tienen mucha experiencia. Además, también está Salia. Por favor, confía en nosotros – finalizó la pelirroja para luego darle un abrazo a Ange.

La rubia sintió que sus energías se renovaban tras las palabras de sus dos amores, pero justo cuando pensaba responderles un sonido se dejó escuchar en la sala indicando la recepción de un mensaje. Los tres se dirigieron al panel de control pensando que se trataba de Aura para informar que había llegado; pero pronto se dieron cuenta de su error al ver aparecer ante ellos una figura holográfica que les resultó familiar.

“Saludos.

Habla Sylvia Ikaruga Misurugi en nombre del Nuevo Imperio Misurugi. Este mensaje va dirigido a la raza de los dragones. Sé que hace 5 años mi hermana, Angelise Ikaruga Misurugi, a quien Ustedes conocen como Ange, se fue a su mundo; y sé que su deseo era cortar todos los lazos con esta Tierra… y con nosotros. Por eso aclaro que no es mi intención retomarlos si ella no lo quiere… pero… ha pasado tiempo… y yo… sólo deseo saber si está bien… y que ella sepa que aquí estamos bien… Aunque ella haya hecho una nueva vida, quiero… quiero que sepa que aquí sigue teniendo a una hermana que la quiere.

También deseo pedir disculpas formalmente a su pueblo por todo lo que nuestro antiguo Imperio les hizo. En especial, estoy dispuesta a asumir mi responsabilidad y someterme al castigo que consideren apropiado por lo que le hice a Lizardia. Esto como acto de buena fe para demostrar que no deseamos hostilidades.

Como no tenemos las coordenadas exactas de su ubicación, estamos transmitiendo de forma ampliada. Si desean responder, nuestras coordenadas están incluidas en este mensaje.

Ange… aquí sigo peleando y viviendo por mi cuenta como me dijiste… Nunca he dejado de hacerlo desde que te fuiste…

Adiós”

Notas del Autor

Ya se va haciendo costumbre, pero de nuevo pido disculpas por la demora de este capítulo. Sigo con días movidos en el trabajo y la revista por lo que mi tiempo libre se ha reducido.

Además, en este capítulo en particular estuve varios días (muchos días más bien) debatiéndome sobre cómo terminarlo de cara al resto de la historia. Era muy importante definir bien este desenlace con el fin de no dejar plotholes luego; y eso me hizo escribir y borrar incontables veces hasta que finalmente me sentí satisfecho.

Las ruedas del destino se están moviendo y nuestros personajes ya empiezan a ser arrastrados por ellas. A ver hasta dónde les llevan. Por cierto, el episodio que viene tendrá una revelación importante. Aunque si han estado leyendo con cuidado es probable que ya tengan una idea de lo que es.

Poco a poco nos acercamos a la recta final de esta historia así que se van a venir momentos muy movidos; sólo les pido paciencia si no puedo actualizar tan seguido como quisiera. Eso sí, no se preocupen que no tengo planeado dejar esto inconcluso. Nos vemos en la próxima entrega.

Para ir al capítulo anterior hagan clic aquí.

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